sábado. 20.04.2024

Puerta Grande para Diego Ventura en El Puerto

Crónica de la 5ª de la Temporada de Verano 2018 de El Puerto de Santa María

El Puerto de Santa María (Cádiz), miércoles, 15 de agosto de 2018. Quinto festejo (de rejones) de la Temporada de Verano 2018. Cielo despejado con brisa poniente muy agradable. Media entrada. Ameniza la banda de música “Maestro Dueñas” dirigida por Javier Alonso. Preside Olga Pérez. En el paseíllo se lucieron los caballos llamados Bronce, Elmo y H-Quiebro.

Se lidiaron seis toros del hierro de Ruferser de Peñaranda (que pasta en Peñaranda de Bracamonte, Salamanca, con origen murube), los primeros con pesos entre 515 y 585 kilos; bien presentados, aunque con exceso de kilos y faltos de fuerzas, y de comportamiento aceptable. En el arrastre, el segundo fue ovacionado y el tercero, el cuarto y el quinto, aplaudidos.

Ruy Fernandes: pinchazo al tercer intento y bajonazo contrario sin romper; silencio. Rejón en lo alto sin profundizar y segundo rejón en dos intentos; silencio.

Diego Ventura: gran rejonazo fulminante; dos orejas. Rejonazo en dos intentos sucesivos y, pie a tierra, don golpes de descabello; una oreja.

Leonardo Hernández: rejonazo contrario en dos tiempos y dos intentos de descabello pie a tierra; una oreja. Rejón trasero si romper y tres golpes de descabello; palmitas.

Incidencias: Diego Ventura salió a hombros por la puerta grande.

La breve temporada taurina veraniega de El Puerto llegaba a su fin y lo hacía con una corrida de rejones. Recordamos los años, de antes de la crisis, en que la noche de los rejones era a priori el único lleno asegurado de la temporada.

Este año no fue suficiente la presencia del fenómeno del rejoneo, el caballero Diego Ventura, para congregar un número próximo al “No hay billetes”; ha cortado recientemente, en San Isidro, un histórico rabo (primero de un rejoneador en Las Ventas) y lleva cincuenta y tres orejas en veintitrés festejos de esta temporada pero parece ser que el empresario tiene que ponerle compañeros de cartel que sean aún más atractivos que él. Ello a pesar de que Leonardo Hernández cuenta con puertas grandes en la Plaza Real y Ruy Fernandes es viejo conocido de la afición.

Ruy Fernandes, a su primero, corniabierto y corretón pero distraído, lo recibió sobre Glorioso y, tras tardar en ponerlo en suerte, le dejó un rejón un tanto trasero, lo que quizás le hizo blandear en la brega a pie; banderilleó sobre Jacpot, que citaba con la grupa y daba gran batida al quebrar, dejando la segunda algo caída, y Eldorado, con el que puso otras dos banderillas, entre ejercicios de balancín, saliendo templando y luego toreando con la grupa (las banderillas iban vestidas con los mismos colores de los lazos  que adornaban las crines de cada caballo); ahí el toro amenazó con rajarse; sacó a Jardinero para el último tercio con tres cortas, puestas en serie, y una rosa, con la que citaba a base de piruetas.

En su segundo, enmorrillado y atacado que andaba suelto de salida, utilizó para la salida a Herón, con el que trabajó con paciencia para poner, atacando de largo, dos rejones de castigo (el segundo, en terreno de toriles, quedó colgando entero) antes de dar el murubeño una vuelta de campana, y luego con H-Quiebro, caballo tordo espectacular, citaba a paso español y cuarteaba para dejar dos banderillas en lo alto y salir con piruetas entre aplausos; con Artista, que tiene sangre árabe y cuarto de milla, puso tres banderillas citando de lejos, intentando que el caballo se arrodille, y quebrando pero clavando a toro pasado (la tercera, la mejor), con adornos de balancín; sacó la yegua Guapa, para el último tercio, pero, tras perder el toro las manos, renunció a poner las dos rosas que llevaba y la recogió para montar otra vez a Jardinero, con el que sí colocó las dos rosas en la boca de riego.

Diego Ventura, en su primero, hondo, montó al alazán luso-árabe Guadalquivir y escuchó ovación nada más salir; qué bien recortaba y corría en la cara este caballo, antes de poner rejón de castigo arriba y templar entre nueva ovación; usó en banderillas a Fino, con el que formó alboroto templando a dos pistas, quebrando a distancia corta y saliendo con piruetas en las dos banderillas, y Nazarí, para tres nuevas banderillas arriba muy aplaudidas, templando a dos pistas y toreando muy pegado; en la última fase sacó a Remate, sobre el que, tras levadas, puso tres cortas en la boca de riego antes de coger el rejón de muerte, tras el que la plaza se venía abajo.

A su segundo, corniabierto y que salió suelto, paró con la garrocha sobre Lambrusco, que esperó en la boca de toriles, y sobre él puso dos rejones en lo alto, tras recortar y antes de seguir jugando en los medios; con Lío dejó dos banderillas, la una al segundo intento y la otra con el toro metido en tablas; el bayo Bronce, que había hecho el paseíllo, citó de rodillas en su primera banderilla y citó con los pechos en su segunda, para seguir toreando en círculos; el tordo Quillas debutó hace cuatro días en Pontevedra pero ya es un experto en levantar al público con sus corvetas verticales e inacabables antes de dejar una en lo alto del toro; Dólar mostró su grandísima doma con passage para citar y cite en corto clavando en lo alto y luego con las banderillas a dos manos, antes de ser liberado de la cabezada y de esa manera ayudar a su jinete a poner otro par a dos manos, complementado con paso atrás y más passage esta vez sin riendas; para finalizar Remate fue el colaborador a la hora de dos rosas, saludando luego al personal con las manos sobre el estribo bajo una ovación.

Leonardo Hernández, en su primero, corretón pero suelto, paró con el tordo Elmo, que trabajó para retenerlo antes del rejón de castigo; con Enamorado enceló al cornúpeto por la grupa a lo largo del ruedo y comunicando con el público, para dejar una banderilla algo desprendida aunque la segunda quedó arriba y luego lo toreó a dos pistas; sobre el isabelo albino Sol suscitó los momentos más cálidos de su actuación con temple ajustadísimo a lo largo de todo el ruedo y con gran ovación al clavar, siendo el segundo palo del mismo tenor, comunicando con el público y volviendo a la cara para torear con la grupa; después sacó al veterano Xarope, que enardece con sus levadas para citar antes de dejar una en lo alto sobre la boca de riego, tres cortas y una rosa para adornarse en círculo tocando con su cabeza la del toro; Giraldillo, albino, salió sólo para el rejón de muerte.

A su segundo, enmorrillado, paró con el castaño Picasso, sobre el que recortó y puso un rejón en lo alto y lo toreó de grupa; con Despacio templó a lo largo de la plaza y cuarteó para dejar dos banderillas, aunque la segunda fue al segundo intento; el negro dosalbo Calimocho (nieto de Cagancho) atacó de frente y ayudó a poner dos, saliendo con piruetas (torea de lejos pero sin el potencial de su abuelo); de nuevo salió Xarope, con sus levadas, aunque el toro, al recibir la banderilla, cayó y le costó levantarse, detalle que debe evitarse, antes de tres cortas en serie a toro parado rematadas con una rosa, tras la que el jinete extremeño jugó a coger la testuz; Giraldillo sirvió otra vez para el rejón de muerte, que necesitó larga preparación y que no impidió que el toro tardara en caer.

Diego Ventura salió a hombros entre el público entusiasmado después de una muy entretenida tarde-noche de rejones y buenos caballos. Habían anunciado una manifestación antitaurina coincidente en el tiempo con el festejo (¡qué ocurrencias tiene la Autoridad!) pero cuando se abrieron las puertas de la plaza allí no había ni rastro de animalistas desaforados. La gente degustaba las sensaciones y se preguntaba cuáles son los límites que el de La Puebla del Río puede llegar a fijarse, porque por ahora parece que no tiene. Bueno, y en estas, hasta la próxima temporada.

Puerta Grande para Diego Ventura en El Puerto