miércoles. 24.04.2024
3 Gonzalo Capdevila
Gonzalo Capdevila en Sanlúcar de barrameda

Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 1 de mayo de 2021. Novillada sin picadores, organizada por la empresa de Carmelo García. Cielo despejado con viento, que no llega a molestar demasiado. Se completa más de cuatro quintos del aforo permitido. Preside Luis Rodríguez. Ameniza la Banda “Julián Cerdán”.

Se lidian cinco erales de Chamaco (hierro que pasta en Hinojos, Huelva), cuajados y bravos en general pero escasos de fuerzas. En el arrastre, el primero, el cuarto y el quinto tuvieron palmas en el arrastre.

Gonzalo Capdevila, estocada honda contraria, dos descabellos y un aviso; una oreja. Gran estocada y dos orejas.

Germán Vidal El Melli, pinchazo y entera desprendida; dos orejas. Media traserísima, dos pinchazos y descabello en los medios; una oreja.

Cecilio Lorite El Ceci, dos pinchazos y entera desprendida; vuelta al ruedo tras petición.

Incidencias: el público, con control de temperatura al entrar, toma hidrogel y guarda al sentarse la distancia de seguridad. Tras el paseíllo hay, primero, un minuto de silencio por el Melli abuelo y, después, se interpreta el Himno Nacional a destiempo pero bajo lluvia de aplausos. Entre los subalternos, David Pacheco y Juan Rojas se desmonteran tras parear el tercero. Los novilleros son salen a hombros por las restricciones sanitarias.


Es de agradecer que, en estos tiempos que corren, un empresario, para animar la temporada, se lance a montar una novillada sin picadores con el único empuje que pueda venirle de la taquilla. Lo agradecen los aficionados pero sobre todo lo agradecen los novilleros que sean afortunados de verse apuntados en el cartel. Ya hubo en octubre una novillada sin picadores en la plaza de El Pino y debería seguir esta costumbre en el corto plazo, porque las novilladas sin picadores en clase práctica de las escuelas tienen también su cosita que comentar.

1 Minuto de silencioMinuto de silencio

De la interpretación del Himno Nacional a destiempo no vamos a comentar nada por ahora, salvo reflejar que el presidente no es que no se entera, es que no se quiere enterar. Los toros son una fiesta pero no una fiesta cualquiera sino una fiesta con ritual, lo que quiere decir que en ella, para no caer en el adocenamiento, hay que cuidar los detalles y los ritmos, sin los cuales no hay rito ni encanto de ese momento que nos retrotrae a los cultos táuricos de hace tanto tiempo.

Capdevila, de marino y oro, en su primero, gacho, muestra sus credenciales desde el principio porque saluda de rodillas con larga cambiada, pero el lanceo es interrumpido cuando el animal dice que se quiere ir; reanuda y sólo cabe ya una revolera en los medios. Como no hay caballos esta tarde, los quites tomarán protagonismo y El Melli se apunta el primero dibujando saltilleras que acaban en revolera.

Capdevila da la réplica a su antiguo compañero de escuela y se aplica por tafalleras bajando la mano. En banderillas se ponen dos pares. El espigado portuense brinda al público y se entretiene en voltear la montera que ha caído boca arriba, gesto que sobra siempre pero más en un principiante, el cual lo que debe demostrar es que sabe hacer las cosas importantes; en esto, las escuelas deberían revisar su programación de clase.

Tras un inicio de aliño, vemos en los medios dos buenas series, la segunda terminada con cambiado por la espalda, que son aplaudidas; por el izquierdo lo prueba en el tercio y sale el toreo en redondo; de nuevo a diestra, hay tanda en tablas y es levantado sin consecuencias; tras coger el estoque se intenta otra tandita pero no hay colaboración del burel y terminamos con las consabidas manoletinas durante las cuales el novillero tiene otro revolcón. Al entrar a matar también sufre un arrollamiento.

2 Gonzalo CapdevilaGonzalo Capdevila

A su segundo, colorado, abrochado y que sale con patas, le da buen recibo con lanceo al paso más chicuelina y serpentina. El Melli interviene por chicuelinas de mano baja y media; el titular replica con quite polimórfico y accidentado.

Brinda a la madre e inicia con doblones de mando; en los medios logra una tanda buena pero el animal ya apunta falta de fuerzas, de manera que en la siguiente se para y derriba a su matador; con la izquierda y en los medios se logra el toreo en redondo, el toreo gustándose; de nuevo con la derecha, hay que torear de uno en uno, cuidando al bicho, con algún circular antes de pasar al toreo de seguridad, dándose tiempo y con gusto; de nuevo con la izquierda, andando en torero, hay una tanda sabrosa donde no falta la ligazón ni los aplausos; tras coger el estoque queda un último adorno en las tablas.

Gonzalo Capdevila

El Melli, de marfil y azabache, después de haberse lucido al recibir por verónicas de rodillas a uno que tuvieron que devolver por flojo y lesionado, a su primero, colorado, recortadito y bravo, lo saluda en tablas y va avanzando, con lances genuflexos, a los medios para media. No hay quites y las banderillas son un sainete.

La faena inicia por doblones dominadores y enseguida va a los medios para desarrollarse una larga fase de toreo con la derecha, muy madurado, con mano baja, toreo en redondo y animal que acude con celo; por el pitón izquierdo vemos una tanda solitaria pero buena; de nuevo a la derecha el novillo sigue mostrando su bravura pero ante la firmeza de El Melli empieza a salir distraído; visto lo cual, su lidiador consigue retenerlo a base de llevarlo muy toreado y de recurrir finalmente a los circulares, mientras los aplausos llenan los tendidos, avisando de la petición de trofeos que habrá tras el uso de la espada.

4 El MelliEl Melli

En su segundo, bizco y corretón, va a recibir a porta gayola y resuelve, para quedarse de seguido con él y aunque hay unos trotes propios de abanto se completa con lanceo de mano baja y seguridad. Anotamos un buen par de Pacheco.

Tras brindar al Cielo, cita de rodillas en la boca de riego y así traza una serie completa a revientacalderas; después, ante un animal codicioso el toreo sale grande, en redondo, provocando la humillación en series a más; con la izquierda sigue la ligazón que pone uno y sigue la codicia que pone otro; la mano derecha vuelve a mandar, ante un buen novillo, con series que encandilan y se acaban con un desplante de rodillas, para pasar a una tanda toda completa de molinetes, artísticos, oiga usted; el final se pone a base de circulares y, aunque esto en opinión de este humilde cronista no añade gran cosa, queda claro entre el público que este joven sanluqueño está llamado ya a pasar a otras categorías, y para ello no se debería perder mucho tiempo.

5 El MelliEl Melli

El Ceci, de grana y oro, fue llamado a última hora, en sustitución del rejoneador Juan Quinta, que, anunciado en un principio para rejonear un novillo, justificó su ausencia. En el único novillo que lidió, bizco del derecho y que sale con patas, manejó el capote con buenas maneras, avanzando; el quite de Capdevila fue algo accidentado. La faena se inicia por alto y luego se desarrolla en el tercio, aunque esto no quita mérito al toreo en redondo y aseado que el castellonense le saca al novillo, al que luego pasa a citar de lejos para que no le proteste, aunque luego empieza a decaer el interés; con la mano izquierda hay dos series breves, con el animal alcanzando la tela a cada embiste; con la derecha, de nuevo, sufre dos desarmes y la preparación para la muerte se hace a base de ayudados por alto.

6 El CeciEl Ceci

El espectáculo, anunciado a las siete de la tarde, termina tarde y hace fresco pero a la puerta de la plaza el público pone el calor a los triunfadores que, aunque no pueden salir a hombros por las limitaciones de la dichosa pandemia, se pueden recrear en las inacabables peticiones de fotos con los aficionados, que le piden compartir unos segundos de pequeña gloria.

En Sanlúcar, novillada sin picadores para animar la temporada