viernes. 29.03.2024
En Sevilla Antonio Ferrera se lleva el mano a mano con los toros de Victorino
En Sevilla Antonio Ferrera se lleva el mano a mano con los toros de Victorino

El 30 de abril se ha celebrado en Sevilla la sexta corrida correspondiente al abono de la temporada, organizada por la empresa Pagés en formato de mano a mano. Con tiempo primaveral, se dio una entrada de tres cuartos. Preside José Luque. Ameniza la Banda de Música “Maestro Tejera”, dirigida por José Manuel Tristán.

Se sueltan seis toros de Victorino Martín (hierro que pasta en Portezuelo, Cáceres), con pesos entre 530 y 577 kilos, todos de capa entrepelada, bien presentados y de juego noble en general, con alguna dificultad. En el arrastre, el segundo toro tuvo algunos pitos.

Antonio Ferrera, dos pinchazos, entera desprendida y dos golpes de descabello, con un aviso; silencio. Entera arriba viniendo al paso desde lejos; vuelta al ruedo. Pinchazo y entera, con el mismo modo anterior; oreja con petición de segunda y dos vueltas al ruedo.

Miguel Ángel Perera, cuatro pinchazos; silencio. Entera desprendida; silencio. Entera arriba; ovación saludada.

Incidencias entre las cuadrillas, tras parear José Chacón y Fernando Sánchez (de la cuadrilla de Ferrera) y Curro Javier (de la cuadrilla de Perera) se desmonteran. Miguel Ángel Perera resulta cogido en el sexto y al acabar su faena ingresa en la enfermería, donde se le atiende de cornada con dos trayectorias en región dorso-lumbar y se le traslada a hospital.


Sobre el papel, era una de las tardes más atractivas de la Feria de Abril. La lástima es que Emilio de Justo se ha caído del cartel por culpa de la cogida de Madrid, que lo tiene en reposo absoluto durante tres meses. No ha habido recambio y la corrida queda en un mano a mano extremeño con toros extremeños. Para Miguel Ángel Perera ésta es la segunda corrida con victorinos mientras que Antonio Ferrera va por las setenta.

Es una satisfacción ver cómo ya no hay en La Maestranza la antes habitual nube de fotógrafos pululando delante de los toreros cuando arranca el paseíllo. La estampa queda ahora límpida y los espectadores pueden admirar el momento más bonito de la tarde, con su luz y su colorido empapados de emoción, sin moscones que estorben.

Antonio Ferrera

Antonio Ferrera, de blanco y oro, en su primero, saca un capote de color azul y dimensiones abusivas (que no sabemos si tiene algún significado). Veroniquea en tablas a un animal que mete la cara. En el caballo lo deja lejos las dos veces y remolonea, por lo que lo acaba poniendo cerca, después de un tiempo, para recibir dos puyazos, uno malo y otro correcto.

Antonio Ferrera
Antonio Ferrera

El tercio de palos resulta brillante, con Chacón y Sánchez en su gran línea habitual. Brinda por televisión a Emilio de Justo y empieza en tablas con doblones aplaudidos; pasa a la izquierda y saca dos tandas de trazo largo; con la derecha el toro cabecea y acorta el viaje en serie alargada; por el pitón izquierdo ahora el animal se va quedando y la siguiente, para terminar, es de uno en uno pero en cercanías.

A su segundo, impetuoso de salida, lo saluda en tablas y llega a caerse por la violencia de su embestida. Mientras lo lleva al caballo muestra codicia pero lo deja largo y no acude hasta que lo vuelve a poner, tan cerca que sale desde terrenos de tablas y la segunda vez arranca en corto; el primer puyazo es bueno y el segundo, flojo. Sánchez vuelve a exhibir su capacidad pareadora (y va de tercero).

Antonio Ferrera
Antonio Ferrera

Con la muleta lo saca directamente a los medios, donde hay una tanda citada de lejos y armada con ligazón; con la izquierda vemos tres tandas, una muy buena con el burel haciendo el avión, otra corta y otra con la espada en el suelo, ligada; aborda naturales con la derecha durante los cuales aguanta un parón tremendo; la fase final es con la izquierda, ligando y rematando con espaldina. La entrada a matar viniendo desde lejos al paso termina atacando en los morros, casi en un volapié, con lo que está por ver cuál es el sentido de este invento matador de Ferrera, salvo que se enmarque en su concepto de espectáculo total, que tiene partidarios y detractores. La vuelta al ruedo sigue a una petición no mayoritaria de oreja.

A su tercero, de nombre Pobrecito e hijo de Cobradiezmos (indultado en 2016), abanto de salida, directamente en los medios le aplica una impresionante tanda de once verónicas arrebatadas y media que levanta al público de sus asientos. En el caballo acude rápido y lo hace girar como un remolino, recibiendo puya buena; la segunda también es buena pero breve y el quite, saliendo del caballo, va por revoleras invertidas.

Otra vez Sánchez se exhibe con los rehiletes, en los medios, en corto y saliendo al paso. El brindis va para el futbolista bético Joaquín, al que Ferrera le obliga a saltar a la arena con el argumento de “yo te pago la multa”, delante de las narices de la alguacililla, que no hace nada por impedirlo salvo sonreír; esto es un director de lidia incumpliendo a sabiendas y haciendo incumplir el reglamento.

Prueba al animal por alto y a los medios; en tanda breve humilla pero pierde las manos, en la siguiente, buena, permite la ligazón y en la tercera, breve, vuelve a perder las manos; el torero suelta otra vez la espada y con la izquierda vamos a ver lo mejor da la faena, una tanda bajando las manos, otra citando con afarolado pero exigiendo el toro un arrimón y un último pase lentísimo y en círculo completo que levanta al público para terminar con tanda entre los pitones y de uno en uno rematando con toque de pitón teatral.

Antonio Ferrera
Antonio Ferrera

Vuelve a entrar a matar viniendo de lejos, con la muleta al hombro, con lo que se da a entender que esa forma no busca directamente una mejora en la ejecución de la estocada, y sale con las taleguillas rotas; vuelve y suena el aviso de modo inoportuno a los diez minutos y treinta y cinco segundos interrumpiendo la atención al momento (podría haber sonado a los diez minutos y cincuenta segundo, con la espada ya clavada). La insistente petición de la segunda oreja impidió darle al toro una ovación en el arrastre si no una vuelta.

El subalterno Sánchez entrega la oreja a su matador, ¿qué estaban haciendo los alguacilillos?; los alguacilillos no se enteraron por la fea costumbre de muchos presidentes de sacar y retirar rápidamente el pañuelo blanco, en lugar de dejarlo un tiempo expuesto. Si hay dos orejas se deben sacar dos pañuelos distintos, no uno dos veces.

Miguel Ángel Perera

Miguel Ángel Perera, de coral y oro, a su primero, con embestida vibrante y metiendo la cara, saluda de tablas al tercio. En el caballo cabecea, sonando el estribo y recibe puyazo certero, mientras que el segundo es sólo una señal; Ferrera saca el toro y lo torea de verónica en una sola unidad. El tercio de palos es variado. Brinda también a Emilio de Justo vía televisión y en los medios tantea antes de pasar a tanda de derechazos de uno en uno pero en la siguiente el animal se muestra remiso, con lo que Perera va a por el estoque y lo pasa por la cara para cuadrar.

Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera

A su segundo, abanto de salida (levantando protestas), lo para en los medios y le aplica verónicas sin rematar la tanda. En el caballo hay mala pelea y un pinchacito, del que sale perdiendo las manos entre protestas, seguido de otra puya sólo para señalar, quedando crudo, que se dice. Ambel tiene buena actuación en banderillas.

Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera

Tras dos doblones se lo lleva corriendo a los medios, cita de lejos y salen tres tandas ligadas con un toro que no presenta dificultades; por el pitón izquierdo baja la mano; a diestra de nuevo hay toreo a media altura y va acortando el viaje; otra vez a izquierda, el toro va y viene, dócil, en dos tandas sin excesiva emoción, antes del trasteo preparatorio.

 En su tercero, de hechuras largas, lancea en tablas y acaba siendo desarmado. Tras puya buena, el quite va por chicuelinas de mano baja y después de una segunda, sólo señalada, Ferrera quita por delantales y media.

Miguel Ángel Perera
Miguel Ángel Perera

El pareo resulta magnífico, destacando Curro Javier. Tras brindar al público, en los medios arrancamos con dos tandas en redondo ante un toro codicioso y humillador; con la izquierda Miguel Ángel torea muy metido pero el animal hace por él y lo cornea levantándolo del suelo, con pitonazo en la espalda, del que se duele pero sigue con la izquierda aunque enseguida cambia a derecha para tandas en redondo con el toro yendo y viniendo; suelta la espada y por el pitón izquierdo el animal se va quedando. La banda de música no para, es incansable, toca siempre. Hay petición no mayoritaria de oreja.

Al acabar la corrida

Al acabar la corrida Perera se va por su pie a la enfermería, seguido de su cuadrilla. Es una muestra de cómo los toreros son profesionales por encima de su deber; herido, ha hecho todo lo posible para que nadie se dé cuenta del daño que lleva dentro y ha seguido como si nada. Los teatros se dejan para otras actividades televisivas.

Sin embargo, no nos gusta esa inclinación futbolística que invade a algunos subalternos que, como Javier Ambel, no paran de dar saltitos en el callejón, suponemos que para calentar, sin fijarse en que distraen la atención del público, del torero y del toro. Hay que venir calentado de casa.

El presidente debería cuidar de ver si un toro merece la vuelta al ruedo y considerar si los pañuelos blancos del público piden sólo la segunda oreja o la vuelta en el arrastre. De ordinario, esta vuelta casi no se pide con pañuelos y en el caso que nos ocupa, el quinto, hubo merecimientos. También, ya que estamos en Sevilla, deberían repasarse las rayas tras el tercer toro, si es que la suerte de varas aún sigue siendo algo importante.

En Sevilla Ferrera se lleva el mano a mano con los toros de Victorino