Aún recuerdo aquel momento, corría 2008, y mi gran amiga Mamen Pedemonte no pasaba por su mejor momento personal y político. Lo recuerdo como si fuera ayer, porque para mí, ese momento significó un antes y un después en mi carrera profesional.
Yo acababa de quedarme en paro, tras haber sido engullida por la crisis de la burbuja inmobiliaria, teniendo que cerrar mi empresa y refinanciarme, como tantos españolitos en aquellos duros momentos, y Mamen sufría los efectos de una mala comunicación política que había manchado su nombre con respecto a las recogida de firmas contra ese tranvía de San Fernando, que aún hoy, sigue sin ponerse en marcha.
Fue cuando creamos, “La Isla es Más”, un grupo en Facebook, apoyado en un blog en WordPress, en el que Mamen empezó de nuevo a conectar de forma valiente con la ciudadanía que tanto la había criticado. Aquello salió tan bien, que le dimos la vuelta a la situación, y Mamen empezó a volver a recibir el cariño de propios y extraños, y yo comencé una nueva línea de trabajo, que me cambiaría la vida para siempre.
La magia de las redes sociales es algo que, hoy en día, no se discute, pero en pleno siglo XXI, quedarse solo en eso, significaría perder muchísimas oportunidades. Para ganar hay que arriesgar, y yo sigo diciendo que la innovación es una poderosa arma, que muchas veces los equipos de comunicación política prefieren no utilizar por temor a equivocarse.
Desde el punto de vista del marketing, las fases o momentos por las que pasa una marca son: Descubrimiento, reconocimiento, consideración, compra, evaluación y recomendación. Y esas mismas etapas o momentos los podemos aplicar a la estrategia política.
Hasta ahora, la mayoría de estrategias de comunicación política se han sustentado en un marketing mix de estrategias offline y online, donde lo más novedoso ha sido el uso de redes sociales para hacer emisiones en directo o crowfunding, lejos de eso, poco más que contar, en un mundo que a veces es aburrido y gris, a pesar de los numerosos colores que a un lado y otro del arco conforman la política en nuestro país.
Poco se habla de Big Data, Small Data o posicionamiento SEO para estrategias políticas, o incluso, sencillas estrategias de SEO local que serían fundamentales a la hora de posicionar a un candidato de un pequeño municipio.
Sin embargo, los datos están ahí, y hablan por si solos. ¿Saben ustedes que Kichi como alcalde Cádiz genera 4.400 búsquedas mensuales? Si como lo oyen, 4.400 personas están interesadas en saber qué dice o qué hace José María González Santos, de hecho, es el alcalde de la Bahía más buscado en Google, seguido de Germán Beardo con 590 búsquedas mensuales, Patricia Cavada con 320 búsquedas, y Elena Amaya con 260.
Pero quedarse solo en una palabra clave, sería perderse muchísima información, porque muchas veces el “quid” de la cuestión está en las palabras claves relacionadas, esas serán las que nos digan si esas búsquedas se deben a temas favorables y que refuerzan nuestra marca personal política, o por el contrario, son palabras clave negativas que nos obligarán a trabajar en mejorarlas si queremos tener un buen perfil.
Como creo que es un tema interesante, desde la próxima semana iremos analizando perfiles políticos en función de sus palabras clave. ¿Qué os parece?