La política de control y supervisión de las empresas públicas es fundamental para garantizar su correcto funcionamiento y transparencia. Sin embargo, existe un peligro latente al institucionalizar y politizar estas empresas, ya que puede derivar en falta de flexibilidad, trasparencia, burocracia excesiva y posibles casos de corrupción. Existe un riesgo real al institucionalizar empresas públicas por la importancia de mantener un equilibrio entre control y operatividad.
En estos días hemos vuelto a ver como un miembro del Gobierno, el Ministro, señor Escrivá, es nombrado Gobernador del Banco de España, este tipo de nombramientos no ha ocurrido nunca en nuestra democracia, recuperando nuestro presidente, Señor Sánchez, un modelo tardo-franquista.
La institucionalización de una empresa pública implica la creación de estructuras, procesos y normativas rígidas que pueden limitar su capacidad de adaptación a los cambios del mercado y un férreo control político y gubernamental. Ésta falta de flexibilidad puede ser perjudicial en un entorno empresarial dinámico y competitivo, donde la Independencia y rapidez en la toma de decisiones es clave para el éxito.
Otro ítems a tener en cuenta en la institucionalización excesiva genera una burocracia politizada innecesaria que entorpezca la eficiencia y la eficacia del Banco de España. Los trámites burocráticos pueden ralentizar los procesos internos, aumentar los costes operativos y dificultar la implementación de nuevas estrategias económicas y empresariales.
Otro riesgo a sumar de la institucionalización de empresas públicas y sobre todo en una institución económica es la posibilidad de casos de corrupción, los políticos ya nos tienen acostumbrados hacer de nuestro dinero el suyo. Al establecer estructuras rígidas y jerárquicas, se pueden crear oportunidades para la malversación de fondos, el nepotismo y otros actos ilícitos que perjudiquen tanto a la empresa como a la sociedad en su conjunto.
Si bien es necesario establecer mecanismos de control y supervisión en las empresas públicas, es fundamental mantener su independencia y equilibrio entre estas medidas y la operatividad de la propia empresa, máxime en una institución tan importante para nuestra economía. También nos podíamos cuestionar si a partir de ahora con este control político la transparencia en gestión e intereses económicos de nuestro Presidente, no regirá una institución tan importante, espero ésta no será una tónica general de control político y supeditación de instituciones a intereses de presidentes del Gobierno corriendo el peligro de crear pequeños dictadores, que incluso, cambien las fechas de las navidades como está ocurriendo en Venezuela.