En los últimos años el independentismo catalán se burla del estado español, ha sido objeto de críticas y burlas debido a su incapacidad para hacer frente a la situación de un prófugo de la justicia como Carles Puigdemont. Este ex presidente de la Generalitat de Cataluña ha logrado evadir la justicia española y se paseaba libremente por Europa, ahora por nuestro país desafiando abiertamente al sistema judicial español.
A pesar de las múltiples órdenes de detención emitidas por el Tribunal Supremo, Puigdemont sigue burlándose de las autoridades españolas y haciendo gala de su impunidad. Esta falta de acción por parte del Gobierno ha generado un gran malestar entre la población, que ve cómo un prófugo de la justicia puede campar a sus anchas sin consecuencias, incluso, con el apoyo de los mozos de escuadra en un claro desafío al poder judicial.
Además del ridículo a nivel nacional, la situación de Puigdemont también ha dañado la imagen internacional de nuestro país. Países de todo el mundo observan con incredulidad cómo un prófugo de la justicia puede desafiar abiertamente a un estado democrático sin que este pueda hacer nada al respecto, somos el hazmerreír del mundo democrático. Esto pone en entredicho la eficacia y la credibilidad del sistema judicial español.
Ante esta situación, es imperativo que el poder judicial tome medidas urgentes para hacer frente a este ridículo. Es necesario que se refuercen los mecanismos policiales y de cooperación para lograr la detención y extradición de Puigdemont, si ya estuviera fuera de nuestras fronteras. Que se envíe un mensaje claro de que la impunidad no tiene cabida en un estado de derecho como el nuestro, no puede ser que un roba gallinas está más perseguido que personajes como el que estamos tratando.
Nunca un sillón costó tanto a nuestro país, ni económicamente, ni en perdida de la dignidad política que nos está acostumbrando el "señor" Sánchez, y nunca una militancia ha estado tan aborregada como lo está la socialista para permitir sin rebelarse todo lo que está ocurriendo en nuestro país por éste aprendiz de Maquiavelo, como es nuestro presidente.