Efectivamente amigos míos, ayer, nos bombardearon con que era el día de la «igualdad salarial». Y ni usted, ni el otro ni el de la moto lo sabían. Es lo que tiene la pretensión de ciertos políticos de hacernos pasar por marionetas y por ende, manejarnos a su antojo para meternos toda su tralla ideológica. Atrás quedaron los calendarios donde el «valor añadido» era el santoral y las respectivas fases lunares de los días.
Miren ustedes, me muevo, pongo la oreja en toda tertulia que se tercie, convivo y vivo en el mundo de la empresa y en cuarenta y siete años que calza servidor jamás de los jamases, me he encontrado una mujer que cobre menos que un hombre por exactamente el mismo trabajo y la misma antigüedad. Y les invito a que se pregunten, a que cuestionen el dilema y en caso afirmativo, pongan nombre y apellidos sobre la mesa. No vaya a ser el archiconocido «Ricky Martín en el armario», que todo Dios decía haber visto….
Vuelvan a mirar. La izquierda es especialista. Se dio cuenta hace tiempo, que a la sociedad española, salvo cataclismo nuclear económico, es fácil o presumiblemente fácil manejar a modo de cuña publicitaria sostenida en el tiempo. Inventa un problema, que dicho problema recaiga en una determinada capa de la población y levanta tú la bandera acompañado al unísono de toda la oligarquía mediática que seas capaz de manejar. Y en España, amigos míos, en creación, puesta en marcha y en domesticar lo ajeno comunicativamente y vía subvenciones, la izquierda es un «hacha». Si además le añades paralelamente el nacimiento de chiringuitos de los que viven miles de paniaguados y que a golpe de WhatsApp, te mueven la calle…
El centro, llámese Ciudadanos y el «nuevo centro», antes centro derecha y en su origen, «derecha», Partido Popular, descansan su cabeza en el alfeizar de la ventana, con la mirada perdida al cielo infinito. Ni se enteran.
Y entre que no se enteran y que tratan de marcar distancias con Vox, que sí ve la jugada de lejos y ve la comunicación como algo vital, pues tragan con todos los mantras de la izquierda que maneja a su antojo el discurso a imponer y la agenda sobre lo que la ciudadanía debe de pensar en el contexto actual y venidero.
Nos saltamos algo fundamental como es que la ley protege a las mujeres y condena de manera severa a quien fomente y ejecute la desigualdad entre sexos, pero ya saben, «que la verdad no te estropee un titular», y el titular es seguir creando un discurso inconsistente que nos vamos tragando sin rechistar, sin dar esa batalla cultural, que miren ustedes, no es para que gane «tal o pascual», sino el sentido común, la lógica, los hechos probados, y no la propaganda al servicio de una causa que no representa el interés general. Dicho interés, nunca se apoyaría en la mentira, en la manipulación de masas.