jueves. 25.04.2024

Adiós a “Pepe Chaqueta”

En memoria de José Luis Beltrán Caballero, por Sara Herrera Peralta

Adiós a “Pepe Chaqueta”

 En memoria de José Luis Beltrán Caballero 

  Por Sara Herrera Peralta 

Escribió Charles Darwin en El origen de las especies que “De las muchas ramitas que florecieron cuando el árbol era un mero arbusto, sólo dos o tres, ahora convertidas en grandes ramas, todavía sobreviven y soportan a todas las demás ramas; pero de las especies que vivieron durante períodos geológicos, hace mucho tiempo pasados, muy pocas tienen ahora descendientes vivos y modificados”.

En el año 1955, a muchos agricultores les expropiaron sus campos para construir la Base Naval de Rota, una base hispano americana. Algunos de ellos terminaron yéndose a vivir en Nueva Jarilla, una pedanía perteneciente al municipio de Jerez de la Frontera, que se levantó para muchas familias que tuvieron que empezar de cero, que se habían quedado con poco o con nada y que tenían que volver a trabajar la tierra. Fueron los primeros jornaleros de un núcleo que luego vio llegar a las nuevas generaciones y a los hijos de esas generaciones. Hoy esas familias, esas mujeres y esos hombres, tienen bisnietos.

Se va algo de nosotros cuando se va un poco de la infancia. Me recuerdo algunos días de los fines de semana en aquella casa grande pero humilde, con las gallinas y conejos por el patio interior, jugando en las habitaciones. Todo siempre tan limpio, con el sonido de la risa de la abuela de fondo. Yo iba a aquella casa con mi prima y mis tíos, que me llevaban a visitar a sus primos, tíos, hermanos, abuelos y padres. Recuerdo el olor, aquel olor pegado a las suelas de los zapatos cuando los hombres volvían de una jornada en el campo. Los mejores días eran aquellos en los que nos llevaban a nosotras, todas niñas, a la parcela, y el abuelo y el tío de mi prima me enseñaban cómo se ordeñaban las vacas. Me fascinaba ser testigo de aquel milagro que luego ya no he vuelto a ver hacer.

De las mujeres de aquella casa sigo teniendo presente la tradición de hacer con las manos, de ser capaz de crear secretos con la lana, trozos de tela o ingredientes de la cocina. Pero también la risa, la sencillez de un momento con la luz de la tarde entrando por la puerta de la antesala de la cocina. Todas esas mujeres y esos hombres, las generaciones que empezaron a trabajar esas tierras y los hijos y los nietos de esos hombres y esas mujeres, fueron y son mi familia. Algunos por la sangre, otros por la ternura.

Cuando se fue la abuela recordé, en primer lugar, su sonrisa, incluso su voz. Yo entonces amamantaba a un bebé de pocos meses y lo hacía en el extranjero, sin poder acompañar a quienes vivían la pérdida. Hoy se ha ido “Pepe Chaqueta”, el patriarca de la familia, un hombre que durante la posguerra española volvió a empezar en un lugar que casi no existía, y con él se termina de ir algo de mi infancia y algo de lo que vivieron aquellos primeros habitantes de Nueva Jarilla.

No es justa nunca la muerte, pero la vida, y sus ciclos, se refleja en el árbol, en sus ramas y en lo que sobrevive. Quizá por eso la memoria, lo necesario y justo del recuerdo, me acerque un poco acaso, bajo un manzano que da consuelo, a todas esas mujeres que hoy le lloran y viven el duelo, que tanto me enseñaron con las manos siempre ocupadas, siempre trabajando.

Adiós a “Pepe Chaqueta”