viernes. 20.09.2024

Internet, nueva sede de la Soberanía Nacional

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez

Empezamos curso político, caracterizado por la inestabilidad y la polarización política. Otoño o invierno, es la fecha a la que apuntan algunos compañeros politólogos para el adelanto de elecciones generales. Hipótesis que no descarto. Gobernar, bajo la dependencia de los partidos minoritarios nacionalistas e independentistas, más concretamente, de la burguesía post convergente, se convierte en un acto de resistencia numantina.

Hace unos días, en un ejercicio de nostalgia, consultaba la composición del Congreso de los Diputados, durante la primera legislatura tras la dictadura. Centré mi información en los congresistas pertenecientes al Grupo Parlamentario Andalucista y otros andaluces de las diferentes fuerzas constituyentes. La consulta me produzco una sensación de orgullo, satisfacción y, al mismo tiempo, añoranza respecto a la formación académica y actividad profesional desarrollada de los citados parlamentarios.

Este análisis me hizo reflexionar sobre la profesionalización de los actuales partidos, la deriva de la política contemporánea y el surgimiento de marcas electorales de corte populista, que maman de la desafección y el hartazgo del elector.

En las últimas elecciones, al Parlamento Europeo, algunos de estos partidos han obtenido  representación compareciendo, incluso, sin programa electoral. El caso del youtuber chipriota, Fidias Panayiotou, es paradigmático.

Internet se ha convertido en el terreno de juego perfecto de esta nueva forma de hacer política y la desinformación en su abono. Por ejemplo, son constantes los mensajes cruzados, en las redes sociales, entre políticos o entre políticos y personajes de la sociedad civil, algunos de ellos extremadamente virulentos. Se ha transfigurado en la nueva sede de la Soberanía Nacional.

En relación con la profesionalización de los partidos políticos y la priorización de interés partidistas, el interés general y la vocación de servicio público, pilares sobre los que se tienen que asentar la representación política, han pasado a un triste segundo plano. Retos como la migración, la emergencia climática e hidráulica, el envejecimiento poblacional y la sostenibilidad de las  pensiones, entre otros, son motivos suficientemente importantes para reactivar los inexistentes Pactos de Estado.

Resulta demencial que, a puestos de relevancia decisoria, puedan acceder sujetos con nulo bagaje profesional y escasa formación académica, cuya actividad se base en la pertenencia perpetua a unas siglas.

Mi bolígrafo no escribe bajo  la añoranza  de  tiempos pasados, ni mi intención es demonizar a la totalidad de la nueva clase política. Pero, sería aconsejable, endurecer los mecanismos para el acceso a los diferentes cargos públicos, para poder evitar disfuncionalidades democráticas. Las continuas reformas de las leyes de Función Pública, buscando una mayor competencia del funcionariado, sería un buen espejo en el que mirarse.

Internet, nueva sede de la Soberanía Nacional