miércoles. 24.04.2024

La batalla de Madrid: primera parte

El día mundial del teatro puede ser un buen momento para repasar la función y echar un vistazo al reparto, lleno de actores protagonistas y secundarios meritorios
Edmundo Bal Ciudadanos - Los Inmortales
Edmundo Bal Ciudadanos - Los Inmortales

El seísmo originado en Murcia, con las mociones de censura auspiciadas por Ciudadanos, una fallida para intentar descabalgar al gobierno regional y otra “exitosa” para sustituir al alcalde del Partido Popular (quién me iba a decir que vería a mi expartido votando una moción de censura al lado de Podemos) provocaron un terremoto cuyas consecuencias se dejaron sentir con enorme virulencia en la Comunidad autónoma madrileña.

Una de esas consecuencias fue la inmediata disolución del parlamento regional y la inmediata convocatoria de elecciones para el mes de mayo como medida preventiva ante la desconfianza que a la presidenta Ayuso le generaba su socio naranja representado como interlocutor por el defenestrado ciudadano Ignacio Aguado, al que del susto lo mismo se le vuelve a caer el pelo.

Las elecciones en la Comunidad de Madrid no son unas elecciones al uso, son mucho más, se van a  dilucidar en clave nacional y también en clave personal.

Como este sábado, 27 de marzo, se celebra el día mundial del teatro, puede ser un buen momento para repasar la función y echar un vistazo al reparto, lleno de actores protagonistas y secundarios meritorios que aspiran a tener un papel más destacado.

Por un lado tenemos al PP encabezado por Isabel Ayuso en el papel de “Agustina de Aragón”, la mujer, la líder inesperada que con su carita de actriz de cine mudo, como la definió el gran Raúl del Pozo, no ha dudado en enfrentarse al gobierno de Sánchez en plena pandemia gestionando la crisis sanitaria de manera muy distinta a como han hecho en otras comunidades y velando porque la economía madrileña, que no olvidemos ahora mismo es el motor de España, no se paralizase, lo que ha elevado sus cotas de popularidad de manera exponencial en Madrid.

Ese PP obsesionado por ocupar el centro político que Ciudadanos, afanado en autodestruirse a base de errores de sus líderes (la chapuza de Murcia ha sido el último de una lista para nada pequeña) ha fichado a Toni Cantó, el que antaño fuese actor pero que hace ya muchos años es un político profesional sin la menor intención de regresar a la dureza e incertidumbre de las tablas, con la esperanza de que atraiga el voto de los desencantados de la formación naranja. A priori la jugada parece maestra por parte del PP, dejando a un lado las connotaciones éticas y morales, que las tiene, pero que a los políticos actuales no les preocupan lo más mínimo. Y digo lo de “a priori” porque parece ser que a Isabel Ayuso, y buena parte de los militantes del PP madrileño, no les hace mucha gracia la irrupción del protagonista de “7 Vidas” en la lista electoral.

Por otra parte tenemos al PSOE, que da por perdidas estas elecciones y ha enviado a inmolarse y a tratar de minimizar los daños a su candidato serio, soso, formal pero sobre todo bizcochable, al señor Ángel “Buster Keaton” Gabilondo mientras prepara a su segunda de  nombre casi impronunciable, Hana Jalloul, para que lidere dentro de dos años la candidatura socialista en Madrid y entonces sí, intentar plantar batalla.

En medio tenemos a Ciudadanos que se juega en Madrid su existencia a cara o cruz aunque quizás debería decir que lo apuesta todo al cinco, al 5% de votos que necesita para tener representación en el parlamento madrileño y para lo cual ha convencido, a regañadientes, al único candidato con cierto poder mediático que les queda en las filas, al señor Edmundo Bal.

Como en la película de “Los Inmortales”, sólo puede quedar uno

Un último cartucho a la desesperada, tanto es así que el propio señor Bal, al que sobreactuar no le sienta bien, no ha querido renunciar a su acta de diputado. Y es que una cosa es tragar con tirarte del avión y otra muy distinta es hacerlo sin paracaídas.

Del resultado de Ciudadanos en Madrid dependerá en gran medida el futuro de Inés Arrimadas, que ya no podrá echar la culpa a la herencia recibida y también el futuro de la formación naranja a la cual sólo le quedarán Andalucía y Castilla-león como plazas fuertes y dudo que además lo sean por mucho tiempo. Si el guionista de la campaña es el mismo que ideó la de Cataluña y la chapuza de Murcia, el ínclito señor Cuadrado, a Ciudadanos, desde luego, no le arriendo las ganancias.

Y dejamos para el final a los actores secundarios Pablo e Iñigo, Iglesias y Errejón, los que otrora componían un exitoso dúo histriónico-político convertidos ahora en enemigos irreconciliables que aspiran a enarbolar la bandera de la izquierda más extrema y que van a mantener una lucha cainita por su supervivencia, en sentido casi literal y como en la película de “Los Inmortales”, sólo puede quedar uno, al tiempo que tratarán de venderse como los verdaderos rivales de Ayuso. Difícil misión, todo el mundo sabe que un hombre no puede hacer dos cosas a la vez y menos aún si se trata de un macho alfa.

Con todo lo anterior la función se antoja apasionante, con un guión aún sin terminar, ya que de aquí a mayo se pueden producir imprevisto giros argumentales, por eso he querido titular a este artículo como “primera parte” ya que son muchas las preguntas que quedan en el aire y seguramente las sorpresas que nos preparan los autores de la función y barrunto que me tocará escribir la segunda mitad.

Estaremos atentos a la batalla de Madrid porque sus consecuencias se harán sentir en el resto del territorio patrio.

La batalla de Madrid: primera parte