Hay que felicitar a la Policía Nacional de España por sus doscientos cumpleaños. Asimismo, hacer saber a la ciudadanía algunos hechos que, aunque son temas de actualidad, suelen pasar desapercibidos.
De acuerdo con la información disponible en la página oficial de la Policía Nacional, la institución fue creada por la Real Cédula del 13 de enero de 1824, emitida por el rey Fernando VII. Este decreto se produjo tras la llegada de los Cien Mil Hijos de San Luis y la restauración de la monarquía absolutista en España.
La Policía Nacional ha experimentado numerosas modificaciones en su denominación, naturaleza, competencias y estructura, evolucionando hasta convertirse en la institución que conocemos hoy desde su creación. Estos cambios han llevado a algunos a cuestionar la fecha exacta de su aniversario. Sin embargo, más allá de la controversia, que en muchos casos responde a cuestiones de percepción o incluso de semántica, se ha decidido establecer la conmemoración en la fecha oficial.
A lo largo de sus dos siglos de historia, la Policía Nacional ha servido bajo una variedad de regímenes políticos, desde la monarquía absolutista hasta la actual democracia. La institución ha atravesado momentos históricos tan significativos como dos repúblicas, las guerras civiles carlistas, la Guerra Civil de 1936 y el régimen franquista. Este recorrido histórico ha puesto de manifiesto no solo la capacidad de adaptación de la policía, sino también su profesionalidad y su respeto a la legislación vigente y al régimen político establecido en cada una de las etapas.
Desde la Transición del régimen de Franco hasta la actualidad, la Policía Nacional se ha enfrentado a numerosos desafíos, destacando entre ellos la lucha contra diversas bandas terroristas. Entre estos grupos se encuentran el GRAPO, con fines políticos, ETA, de carácter independentista, y religiosas como el ISIS. Esta lucha contra el terrorismo ha tenido un trágico saldo de más de doscientos policías nacionales asesinados en el cumplimiento de su deber.
En los últimos años, los riesgos a los que se enfrenta España han cambiado notablemente. Con el declive de las bandas terroristas, salvo las de origen islamista, la Policía Nacional ha visto crecer la profesionalización del crimen organizado, tanto a nivel nacional como internacional y transfronterizo. Este nuevo panorama criminal incluye el combate contra el narcotráfico, el tráfico de personas y armas, la presencia de sicarios, y un sinfín de delitos que exigen una profesionalización y especialización por parte de las fuerzas de seguridad.
Los policías nacionales, al igual que la Guardia Civil, las policías autonómicas y las policías locales, se enfrentan a situaciones peligrosas y violentas. Mientras el sentimiento de supervivencia propio de las personas les hace huir del peligro, ellos avanzan sin demora. Su profesionalidad y determinación refleja una verdadera vocación de servicio público y cumplimiento del deber.
Aunque algunas personas podrían considerar que estas palabras son exageradas, la realidad demuestra su precisión. Incluso delincuentes que se oponen abiertamente a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han recurrido a su protección y auxilio en momentos críticos. Este hecho subraya el respeto y la confianza que inspiran estas instituciones.
La peligrosa labor que desempeñan los policías queda demostrada tras una breve revisión de su trabajo. Esta realidad se refleja claramente en algo tan sencillo como la contratación de un seguro de vida. ¿Quién contrataría el mismo seguro de vida para un policía que para alguien con un trabajo más cotidiano o administrativo? Es probable que la mayoría de las personas considere que el riesgo asociado al trabajo policial es mayor.
Este pensamiento puede ser entendido a través de la teoría de la Navaja de Ockham, que sugiere que la explicación más sencilla es a menudo la correcta. Según esta teoría, es razonable suponer que una persona cuya labor implica enfrentar hechos violentos tiene una mayor probabilidad de sufrir una muerte violenta en comparación con alguien en un trabajo menos arriesgado. Este análisis subraya la peligrosa naturaleza del trabajo policial.
La peligrosidad inherente al trabajo de las policías, junto con los altos niveles de estrés, las jornadas laborales que dificultan la conciliación de la vida familiar, y las bajas retribuciones en el caso de la Policía Nacional y la Guardia Civil, han contribuido a que estos colectivos presenten una de las tasas de suicidio más elevadas en España. Este problema ha sido descrito como una "pandemia silenciosa", y en el año 2023 se cobró la vida de dieciséis profesionales de la Policía Nacional.
Tras sus dos siglos de historia y más de 45 años de democracia, la Policía Nacional sigue sin ser reconocida como una profesión de riesgo por parte del Estado. Esta carencia también afecta a la Guardia Civil, a diferencia de las policías locales y autonómicas, que sí están clasificadas como profesiones de riesgo, justa y merecidamente. Este reconocimiento que también comparten justamente otros profesionales que se enfrentan a peligros físicos, como los bomberos y el personal de ambulancias, así como con el personal sanitario, que está expuesto a enfermedades infecciosas, entre muchas otras.
A lo largo de esta etapa democrática, la Policía Nacional ha enfrentado incongruencias y agravios comparativos en cuanto a su reconocimiento como profesión de riesgo, así como en cuestiones relacionadas con la conciliación familiar y la remuneración. Estos agravios comparativos se hacen especialmente evidentes cuando se compara su situación con la de otras fuerzas de seguridad y profesiones de riesgo.
Sin embargo, resulta paradójico que, aunque los españoles valoran enormemente su labor, el Congreso, que representa a todos los ciudadanos, no haya logrado aprobar una ley que reconozca a los policías como una profesión de riesgo ni una equiparación salarial con otras fuerzas de seguridad. Esta falta de acción política ha dejado a la Policía Nacional como una de las fuerzas de seguridad peor pagadas de España, a pesar del aprecio que recibe por parte de la sociedad a la que protege.
Analizando todo lo expuesto, no solo es momento de felicitar a la Policía Nacional por sus doscientos años de historia, sino también de reconocer su destacada labor, que la ha situado entre las instituciones más valoradas por los ciudadanos españoles en los últimos años. A pesar de enfrentar carencias de medios, de personal e incluso inseguridad jurídica, los miembros de la Policía Nacional siguen desempeñando un papel crucial en toda España.