viernes. 29.03.2024

Mujer contra mujer

"Una señora cuyo lema feminista reza un 'borracha y sola…' no me va a amedrentar ni adiestrar"

Mujer contra mujer

"Una señora cuyo lema feminista reza un 'borracha y sola…' no me va a amedrentar ni adiestrar"

El domingo 8 de marzo, día de San Juan de Dios, millares de mujeres de todo el mundo salían a las calles de sus respectivas ciudades a celebrar su día. Es formidable luchar por la igualdad entre ambos sexos, sin olvidar jamás que cada uno de nosotros tenemos distintas capacidades y facultades.

Rescato una frase fascinante de Marie Curie: Nunca he creído que por ser mujer deba tener tratos especiales. De creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres, y no soy inferior a ninguno de ellos.

Muchos son los personajes femeninos a lo largo de la historia que han luchado por esa igualdad tan gritada, por la libertad y el empoderamiento de la mujer. Podríamos remontarnos a la Gran Reina, Isabel la Católica quien, tanto monta, monta tanto, jamás consintió sentirse inferior a su marido.

Actualmente, muchas mujeres califican a los varones como los malos de la historia, quienes nos hacen daño o infravaloran. Ya no son aquellos príncipes que nos rescataban y de quienes nos enamorábamos. Se han convertido, para algunas, en terribles lobos u ogros de cuento, de cuyas garras hemos de escapar. Y haberlos, haylos, pero también hay brujas.

Tal vez, haber crecido rodeada de buenos hombres: padre, primos, tíos, sobrinos compañeros, buenos amigos, me hace creer en ellos. Existen hombres estupendos, tremendamente formidables. Y me gusta la nobleza de sus corazones. Mucho. Y su naturalidad. Confío y quiero creer en el género masculino. Sin duda. Y no me importa ser acompañada, salvada y cuidada por ellos. De hecho, me gusta que me acompañen mis amigos hasta casa, o sentir esa protección de ellos o de los taxistas, no por miedo o inseguridad, sino porque, a fin de cuentas, dicho gesto de espera entraña cierto romanticismo.

De igual manera, en el ámbito laboral, no me siento inferior por pedir ayuda a Poli si en algún momento no tengo suficientes fuerzas para coger algo.

Quieren imponer. Y una señora cuyo lema feminista reza un “borracha y sola… “ no me va a amedrentar e intentar adiestrarme y obligarme a acatar sus creencias. Porque es una frase que, a mi modo de entender, incita más al alcohol que a la igualdad.

Mujeres que enarboláis con orgullo ese tipo de pancartas, felicidades. En mi caso, si estuviera borracha, lo que menos me apetecería, sería volver sola a casa, principalmente, para evitar la caída.

Exigen condiciones idénticas y respeto. ¿Qué respeto? ¿Aquel con el que tratan a quienes no opinan como ellas? ¿El respeto a la Iglesia?

Nadie lucha por la igualdad de las mujeres en países árabes. Ni ninguna mujer protesta ante los insultos vertidos sobre políticas de centro-derecha. Si se consiente esto, ¿qué tipo de igualdad es la que exigimos? Todo politizado.

Matar es condenable y se debe luchar contra tanta violencia y tanta muerte, pero nadie habla del maltrato psicológico, ni de las mujeres que abusan del poder de la justicia, porque saben que está a su favor, privando a sus ex parejas a disfrutar de sus hijos.

A veces, muchas, las enemigas principales de las mujeres somos nosotras mismas. Críticas, burlas, cotilleos, envidias, humillaciones. Poca lealtad a las espaldas. Falsedad y cinismo. No sabemos defendernos entre nosotras, incluso nos echamos piedras unas a otras. Demasiada superficialidad bajo tanta base de maquillaje.

Jamás me he sentido amenazada o desprotegida al lado de un varón, y sí junto a mujeres: zancadillas en las escaleras de discotecas, insultos, ofensas, mentiras, desprecios… hasta hacerte sentir una muñeca de trapo deshilachada. Infravalorada y destruida. Con la autoestima por los suelos Y me he tenido que recomponer. Y fueron amigos quienes me ayudaron a volver a creer en mí.

Quiero a los hombres maravillosos de mi vida, los que están y vendrán. Creo en ellos. Y, sin duda, quiero mis piropos. Recibidos con alegría y gratitud. Ni todos son malos, ni todas buenas.

Mujer contra mujer