jueves. 18.04.2024

Estío y hastío

Al señor de «España nos Roba» acaban de descubrirle nueve millones de euros opacos en Andorra y dieciocho en Suiza

Estío y hastío

Aunque se escriba de forma distinta, la verdad es que la diferenciación fonética entre “estío y hastío” es mínima.

Como ustedes saben, estío significa canícula, bochorno veraniego… intoxicaciones a gogo por comida pagada a precio de oro, en restaurantes que se anuncia como de oro de veinte y cuatro quilates pero que por su resultado no llega ni a hoja de lata. Estío, ya digo, además de canícula, también significa olor a sobaquina y cataplines, arena en la tortilla, sobrilla de playa que se lleva el viento, cago en su padre, colas de automóviles interminables, niños que lloran, gasolina cara, en fin, todo eso y más.

Y el hastío, que es la otra palabreja de marras, deriva de disgusto, pero también puede significar estar harto de una situación y, hasta si se me apura, puede convertirse en otro generador de calor de más de cuarenta grados a la sombra; pero de calor de talante, de calor de fastidio, de calor en el ánimo como para acordarse de los ancestros de algunos. Sobre todo después de escuchar la versión de la jueza Alaya, cuando asegura que «hay una justicia para ricos y otra para pobres». ¡Puñeta! No se puede acumular más razón con tan pocas palabras: “justicia para ricos y justicia para pobres.”

Estando como estamos en pleno estío de agosto, con días de calor derretido que sólo incitan a sumergirse en cuerpo y alma en el aire acondicionado, a la sombra de un tanque de cerveza llorona, y cuando se acabe el ambarino líquido, otro y otro, y los que hagan falta, hasta que el tiempo se vuelva tiempo y deje de ser un adelanto de las calderas de Pedro Botero. Pues con todo ello, todavía hay calores que chuscarran más que el sol de los cuarenta y pico grados a la sombra, y es el calor del ánimo intestinal producido por la mala uva. Y si no, permítanme ustedes que trate de explicarme.

Ahora resulta que el inventor del latiguillo: «España nos roba» o, «¿Quienes coños son esos de la UDEF?», (Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal) además de ser el causante de mil y una irregularidad cuando mangoneaba Cataluña. Patriarca directo de todo tipo de enredos económicos acaecidos en territorio catalán durante más de treinta años… tres por ciento incluido, y así mismo, inventor de más de mil cambalaches políticos de toda guisa, como el de saber envolverse en la señera catalana para desviar el foco de atención en sus posibles delitos fiscales, mientras exclamaba en plan víctima al mundo mundial que atacándole a él, encarnación de Dios en la tierra, se ataca a todos los catalanes. ¡Toma ya! Con qué un ataque a todos los catalanes, ¿Eh? Tendrá cara el ex molt, cuando en realidad hay pruebas más que evidentes de que éstos, los catalanes, han sido los más perjudicados de su avidez rapiñosa durante tres décadas.

El señor de: «España nos Roba»; el señor catalogado como de “muy honorable” por el estatut catalán, que se burlaba de la UDEF, manifestando que quienes eran estos como para darles credibilidad… Con que credibilidad, ¿verdad? ¿Pues a ver si ahora les conoce usted?, mi mot honorable ex president. Ahora, que parece que las investigaciones están en racha, acaban de descubrirle unos cuantos pufos más, como los nueve millones de euros opacos al fisco español en Andorra, dieciocho millones de euros en fondos de inversión en Suiza, con posibilidad de nuevas sorpresa delictivas en otros países que faltan por contestar a la fiscalía que lleva el caso…

Y la traca final, esos investigadores de delitos económicos y fiscales que usted despreciaba; o sea, la UDEF, en los últimos días han entregado un penúltimo informe al fiscal, en el que cuantifican que el saqueo a las arcas públicas realizado por usted y su clan familiar, en un proceder de carácter mafioso que no ha reportado ningún beneficio a Cataluña, y por tanto al Estado Español, asciende a 280 millones de euros.

Pero ojo al dato, señoras y señores, y sobre todo al ojo de hastío del ex molt honorable presi catalán, porque, altivo y de frente dice, que si unos de estos días se levanta con el pie cambiado, o le siguen tocando los pirindolos esos de la UDEF, pega un tironazo de la manta que deja con el culo al aire al más pintado, además de cargarse la democracia en España. ¡Así! Como suena. La España democrática actual, a la puta mierda, por la gloria de mi padre, que diría, el gran Chiquito de la Calzada.

Claro que, si a las pruebas y resultados tuviésemos que atenernos, alguna carta marcada debe de guardar el ex molt honorable, porque hace ocho años que comenzaron las acusaciones de la fiscalía hacia su persona, y aunque los descubrimientos de delitos hayan ido apareciendo uno tras otro, al ex molt honorable todavía no ha habido proceso capaz de acercarle ni a un kilómetro de la tapias de la trena.

Es más, el señor Pujol siempre ha sostenido que su fortuna procede de la herencia que su padre le dejo. Aunque su hermana, la señora María Pujol y Soley, diga que ella también tuvo los mismos padres y de herencia, nada de nada. Vamos, que su hermano miente cada vez que abre la boca. Y claro, en tiempo de grandes hemerotecas y archivos informáticos, donde nada queda oculto a la curiosidad morbosilla de cualquiera, no hemos tenido más remedio que husmear un poco en la historia de su ancestro. Y esto es lo que dicen las hemerotecas del padre de Jordi Pujol, el señor Florencio Pujol.

La Banca Catalana fue creada en el año 1964 con una pátina de catalanismo por parte de sus fundadores, para ello, don Florecio Pujol, su hijo (el de la herencia millonaria) Jordi Pujol y el yerno de don Florencio, el señor Francesc Cabana i Vancells, junto a otros inversores más, se hicieron con la Banca Dolca de Olot para reconvertirla en Banca Catalana. Durante veinte años estuvieron gestionando y ampliando la entidad a su antojo, hasta que en 1984, tras una gestión nefasta, la entidad entró en quiebra y con ella muchos clientes perdieron sus ahorros, sobre todo clientes catalanes.

El Banco Vizcaya de entonces, actual BBVA de ahora, se hizo con los escombros financieros de Banca Catalana a precio de saldo, pero eso sí, el Estado, o sea todos los españoles, obviamente catalanes incluidos, tuvieron que hacerse cargo del tremendo agujero de 345.000 millones de pesetas que habían dejado tan magnos gestores. Cantidad que hasta el día de hoy nunca ha podido recuperar el Estado.

Un periodista-escritor del periódico el País, Pere Ríos, en el año 2015 publicó un ensayo titulado: «Banca Catalana, caso abierto», donde puso en negro sobre blanco, con infinidad de documentos por medio, que la fortuna del señor Pujol arranca directamente de la Banca Catalana. Aún así, el desparpajo o chulería del molt honorable Jordi Pujol ha ido in crecendo con el tiempo, hasta el punto de que no se arrugó al declarar ante la fiscalía del Estado haber mantenido oculta una fortuna heredada de su padre durante treinta y cuatro años en paraísos fiscales. ¡Así, con un par! A partir de aquí, aunque según amenazas del ex molt pueden resentirse las estructuras del propio Estado, —que ya será menos—, aquellos que, defectos incluidos, todavía seguimos creyendo en la democracia española, aunque con el movimiento que amenaza el ex motl se caigan hasta los azulejos del cuarto de atrás del Estado, si al final la justicia le considera culpable y tiene que ir a la cárcel, pues a la cárcel desde el minuto uno, y detrás de él, en fila india, hasta el último golfo de la lista. Sean quienes sean. De muy arriba o de muy abajo. Un Estado democrático, y que no tenga aspiraciones de estado bananero del tres al cuarto, debe de tener las paredes transparentes para que sus administrados puedan mirar que hay en el corazón de la democracia, de lo contrario… Pues eso.

Dicho lo cual, espero que ahora les queden menos dudas de que siendo distintas las palabras y distintos su significados, estío y hastío, al final, en los tiempos que corren, van de la mano.

Estío y hastío