martes. 23.04.2024

Tropezando con la misma piedra

Otegi, de  Bildu: «Apoyamos los PGE porque es el mejor camino para llegar a la Republica independiente de Euskadi»
Otegi en Elgoibar
Otegi en Elgoibar

Hace unos años, concretamente el 18 de Enero del 2017, escribía un artículo en El Mira sobre el impuesto de Sucesiones y Donaciones al que titulaba: «Ahora se llama armonizar impuestos». En realidad lo que venía a denunciar el artículo era lo mismo, pero con otras letras, que aquel axioma para niños incautos donde se proclamaba que Hacienda éramos todos, llevaba y lleva razón el mensaje, pero en lo de quedarse hasta con los calcetines sudados de los contribuyentes.

En su momento la “prota” de nuestra opereta literaria era la presidenta del gobierno andaluz, doña Susana Díaz. La señora presidenta reclamaba al gobierno de Rajoy, eso sí, muy puesta en su papel, la armonización de impuestos a nivel nacional, ya que mientras en la Comunidad de Madrileña a las herencias patrimoniales les penalizaba con un impuesto de un 2% de su valor, en otras comunidades se veían en la necesidad de llegar a incrementar este impuesto hasta por siete veces para que les saliesen las cuentas. Supongo que serían “sus” cuentas.

Obviamente, el gobierno andaluz que ella presidía, con un impuesto que rozaba la usura, había conseguido que casi un 18% de las herencias de patrimonio no pudieran heredarse por falta de liquidez de los heredados, con el sangrante añadido de que el valor patrimonial que se iba a heredar la administración andaluza había actualizado su valor catastral a su libre albedrío. Había casos, demasiados casos, en que las viviendas heredadas, aunque estuviesen en un estado cochambroso o en ruinas, el impuesto que se le aplicaba resultaba tan elevado que los herederos se veían obligados a renunciar a la herencia y dejarla en poder de la comunidad autónoma de marras.  O sea, un bien patrimonial por el que sus padres había estado pagando arbitrios toda la vida, incluso ese patrimonio muchas veces incrementado con la aportación de los propios herederos, a la hora de heredarlo tenían que cederlos a sus expoliadores porque ellos no podían hacerse cargo de las costas impuestas. De película de Alfred Hitchcock. O sea, de miedo. Y mira por donde hoy lo denunciado hace tres años en aquel artículo ha cobrado tintes de actualidad máxima. ¡Vamos! que se repite la jugada.

Con la intención de desmenuzar los detalles de esta aseveración, vayamos por partes. Tanto el impuesto de Transmisión Patrimonial como el de Sucesiones y Donaciones son algunos de los impuestos manejados exclusivamente por las Comunidades Autónomas, por tanto, sus virreyes, o sea, esos mismos que nos sonríen y nos dan palmaditas en el hombro en época de elecciones, pueden subirlos, bajarlos o anularlos. Además de que el IRPF, como la guinda del pastel que corona el desmadre en este nuevo Reino de Taifas, dependiendo de la comunidad donde tengas la suerte de vivir, el sablazo que te sacuden los de la sonrisita Profidén suele ser distinto. Por ejemplo: un contribuyente que gana 30.000 euros al año en Cataluña paga 307 euros más de IRPF que en Madrid.

Actualmente en el Impuesto de Transmisiones la mayoría de las Comunidades Autónomas aplican el tipo preferencial del 7%, aunque hay Comunidades, porque así les interesa a los que nos sablean por todos los flancos, que lo elevan hasta el 8% e incluso el 10%.  Los casos más significativos, y por lo hoy cobra más vigencia el artículo, es porque otro político, cuyo apellido le viene al pelo, séase, don Rafael Rufián, en representación de Esquerra Republicana de Cataluña, tres años después de que la señora Susana saliera por peteneras, en vez de auto exigirse a sí mismo, y por ende al ejecutivo catalán mejorar su propia gestión para estar a la altura de otras comunidades, incapaces de hacerlo porque lo suyo es el dispendio y la publicidad barata, y en tanto consiguen el objetivo de separarse de la España que le “roba”, tirar con posta y exigir que otras partes del Estado les paguen sus fiestas y hasta sus fantas.

Lógicamente, en vez de mejorar su propia gestión como gobernantes y anular gastos teóricamente superfluos como su red de chiringuitos ideológicos o la red de embajadas por el mundo, piden que otras Comunidades Autónomas, donde se refugiaron aquellos que con su proyecto de separarse del Estado ahuyentaron despavoridos, sangren más a sus administrados. O sea, que incrementen los impuestos a ver si con esta medida los que huyeron de Cataluña tras el intento secesionista, se han vuelto amnésicos y regresan de nuevo al redil catalán. En este caso, aunque los disparos dialécticos de Rufián apuntan a la Comunidad Madrileña, por experiencia sabemos que el resto de comunidades irán a rebujo de la subida de impuestos que exige el ínclito político de orígenes andaluces y corazón separatista.

Pero claro, ante el vicio de pedir siempre cabría el recurso de no dar, sin embargo en este caso, como en tantos otros, se ha juntado el hambre con las ganas de comer, y de momento, para que el señor Rufián en representación del gobierno catalán firme su apoyo a los PGE (Presupuestos Generales del Estado) de los que por cierto, Cataluña se llevará mucho más que aporta al PIB nacional, ha exigido, y en primera instancia conseguido, que don Pedro Sánchez, presidente de todos los españoles, además de cientos de prebendillas concedidas, como que el castellano deje de ser lengua vincular en Cataluña, firme un preacuerdo para contentar a aquellos que no se esconden en decir que en cuanto puedan, y llevándose hasta los calcetines sudados el abuelo por delante, se irán de España con viento fresco. Y para muestra, un botón; el botón de las palabras del señor Otegui, mandamás de  Bildu: «Apoyamos los PGE porque es el mejor camino para llegar a la Republica independiente de Euskadi»

Pero ahondando en el detalle de lo que a nivel de calle significaría el preacuerdo firmado, séase la subida de impuestos exigida en la enmienda de ERC, en la práctica, sobre el impuesto sobre Sucesiones y donaciones, en Madrid por ejemplo, se multiplicaría por cien este impuesto. Claro que algunos dirán, hasta llegar a mil, aun hay margen para la asfixia total.

A todo esto habría que sumarle lo que hace tiempo piensan en la Unión Europea de los impuesto de Sucesiones y Donaciones españoles.

Con fecha 3/9/2014, televisión española abría sus telediarios con la noticia de que Tribunal del Justicia de la Unión Europea condenaba a España por considerar que algunos aspectos de la legislación estatal del impuesto de donaciones y sucesiones eran incompatibles con el Tratado de Funcionamiento de la UE.

Pero hoy, siendo como es una gran pérdida, la de un dios en la tierra del balón y del vicio, Diego Armando Maradona; como el Cid campeador después de muerto, ha conseguido obtener la categoría de leyenda, además de acaparar toda la atención informativa del momento, y como es obvio, desviando la atención del Covid-19, de los PGE, de los separatistas y hasta de la cría del canario flauta. O sea, que detrás de la pena siempre nos quedará París.

Tropezando con la misma piedra