jueves. 25.04.2024
Amor y Sacrificio | Imagen: Á. Richarte para El MIRA
Amor y Sacrificio Jerez 2019 | Por: Á. Richarte

Sábado Santo: reflexión, silencio, cofrades sin cofradías

Jornada que recalca la esperanza de una Madre junto a su hijo muerto

Jornada de reflexión, jornada de profundización, jornada de meditación. El Sábado Santo nos recuerda, nos hace presente, trae a colación, el hecho -terrible pero salvífico- de que Jesús se encuentra en el sepulcro. Es un momento de expectación, de tristeza, de silencio, de consumación. El cofrade lo sabe y por esta razón el recogimiento espiritual se agudiza.

De otro lado el Sábado Santo también nos hace reflexionar en torno a la Madre de Dios. En su papel principal. En cómo María actúa y afronta la ausencia de su Hijo. La ausencia de Jesucristo. Del Jesucristo que había prometido a todos la salvación. La salvación del mundo.

Y se reflexiona asimismo sobre la reacción de los discípulos. Que estaban temerosos. Muy temerosos. Pero la Virgen da ejemplo de nuevo. Y se pone firme. Se mantiene firme. No se quiebra, pese a que esté rota de dolor. No le invade ningún atisbo de cobardía. No vaciló. No dio un paso atrás.

Y es que en su misión se incluía cuanto adelantara el profeta Simeón: que un hecho le atravesaría el corazón. Un hecho tan amargo como ver morir a su Hijo. No hay dolor más desgarrado que la muerte de un Hijo en las condiciones además en las que murió Cristo. Esa expresión de dolor que tan fidedignamente se ha reflejado en las Dolorosas de las cofradías de Semana Santa.

Por esta razón María es la mujer que mejor encarna la esperanza. La Esperanza escrita con letras mayúsculas. El Sábado Santo también sirve al cristiano para preparar la fiesta de la Resurrección. La gran fiesta de la Resurrección que todo lo justifica y todo lo redondea. Sin la Resurrección el cristianismo hubiese pasado como una mentira.

No cabe duda que María sostuvo a la Iglesia. El cofrade vive el Sábado Santo de un modo especial. Porque se detiene a pensar en los grandes sacrificios del propio Jesucristo. Sacrificios que también suele presenciar sobre las canastillas de los pasos de misterio en la catequesis plástica de la Semana Santa. Porque el triunfo de Jesús fue un hecho trascendente. Que marcaría a la Humanidad ya para siempre.

Es tradición celebrar la Vigilia Pascual. Que tradicionalmente se sitúa en la noche en base a tres partes bien diferenciadas: Celebración del fuego nuevo, Liturgia de la Palabra y Liturgia Bautismal. Era costumbre, durante los primeros siglos de la Iglesia, bautizar por la noche del Sábado Santo, a los que querían ser cristianos. Durante la Cuaresma se preparaban a tal fin.

En el ámbito más cofradiero, es costumbre que los hermanos de las Hermandades acudan a Sevilla, para disfrutar de corporaciones nazarenas tan exquisitas como, por ejemplo, la Soledad de San Lorenzo. Y otras señeras de la capital hispalense. Sin embargo, en este 2020 de confinamiento siempre quedarán los vídeos, YouTube y plataformas varias para llevar a la pantalla plana la nostalgia de lo no vivido.

Sábado Santo: reflexión, silencio, cofrades sin cofradías