Jueves 4 de mayo de 2006. Una cola histórica por muchos motivos recorre el Sánchez Pizjuán de punta a punta con una muchedumbre esperando lograr una plaza en los vuelos y una entrada para la Final de Eindhoven. Hay el doble de gente que sitios. El que firma este artículo se vuelve a Cádiz porque tenía que currar, ya que el día anterior había estado allí viendo el partido del Sevilla FC contra el Getafe. Solo cabía esperar un milagro de la Virgen de los Reyes.
Asumido que casi seguro me quedó en tierra llamó en el bus a un buen amigo mío. Compadre sin ánimo de comprometerte, no me llega por número de abono con el Sevilla FC y sin entrada no hay viaje, así que todo lo que se pueda hacer será bienvenido. Con la intención bastará.
Ya en Cádiz me voy andando hasta el trabajo y antes de llegar al bar de la Zona Franca me suena el móvil. Era otro buen amigo. Se lo cojo aun sabiendo que podía llegar tarde a la reunión de primera del periódico como acabó pasando.
Sevilla FC, sentimiento y milagro de la mano de la Virgen de los Reyes de Europa
Alguna gestión previa hizo el compadre sin duda como mínimo pasarle mi teléfono, porque aunque éramos amigos (y ahora ya familia) desde hacía muchos años, no nos teníamos fichados por el móvil. Todo era diferente, no había ni Twitter. Y pasa esto:
- -Tengo entrada para ti y plaza en un vuelo. La única cuestión es que tienes que dormir con el capellán del Sevilla, el padre Indalecio, pero si no te importa te meto en la lista y así el cura va también acompañado.
- -Ome, la pregunta ofende dame el número de cuenta y te pago en cuanto cuelgue
- -Pues lo cerramos se llama Indalecio Humanes
- -Con ese apellido ya tiene mucho ganado
- -Pero Paquito no quiero guasa que no deja ser un cura
- -Gordo por Dios que si me lo llevo a Amsterdam los únicos escaparates que vemos son los de las bicicletas.
- -Eso eso que después vienen los líos y al fin y al cabo venís con la prensa
- -Tu tranqui que la única posibilidad de que alguien se pueda sumar es que aparezcan por el hotel unos amigos de Brenes (ahora también familia) que conocí en Gelsenkirchen en el partido contra el Schalke. Me preguntarán donde estoy pero con los nombres tan largos de esos pueblos holandeses lo apuntarán mal y no se presentan seguro.
Y después de un viaje inolvidable salpicado de anécdotas un mojón para mí. Aparecen los de Brenes en una furgoneta y con el maletero cargado de viandas y allá que nos metemos el cura y yo en el vehículo para salir de ese bosque y matar las interminables horas de la previa.
Las previas de las finales del Sevilla FC
Si larga se hace la previa mañanera más larga se hace la noche del día antes de vuelta en el bosque. Y sin un bar para comer en medio del campo y allá que los de Brenes sacan un jamón del maletero y se forma una cola más grande que la del día de las entradas. Es cuando entiendes que la generosidad es el germen de muchas cosas.
En los éxitos deportivos de después no me voy a parar porque para eso ya están los libros de historia. En lo personal cada final fue siempre distinta. La del camión de basura de Glasgow, la dolorosa de Turín porque mi padre ya estaba muy malito o la de Varsovia donde me quedó claro, una vez más, que los gestos de generosidad siempre vienen de vuelta
Luego vino la de Basilea donde también pude comprobar que, además de en Brenes, en Sanlúcar la Mayor hay tela de buena gente convertida ya en familia. Y la del confinamiento en Colonia que celebramos al lado de un vasco adoptado y un pequeñín, futuro capataz de Semana Santa, que empieza a despertar a la vida y que se sabe los cánticos mejor que los mayores. Con él y su familia la victoria está asegurada.
17 años después, otra vez el Sevilla FC
Martes 23 de mayo de 2023. Mi sobrino, un niño de 15 años cabal, sensato. pero sobre todo generoso, suspira con ir a la Final de Budapest pero, de momento, pese a que ha sido obediente en los pasos y tiene plaza en el vuelo. se queda fuera por un problema técnico. Vuelvo a buscar a mi salvador en Eindhoven. Y ahora sucede esto:
- -Quillo te he llamado pero no me lo coges cuando puedas me contestas
- -Dame un rato que estoy en la reunión de seguridad
- -Ok ok no problem
- -No creo que tarde mucho
Me devuelve la llamada y le explico la película que lo dejaba fuera pese a que su hermano, incansable sevillista, lo había colocado incluso en un vuelo. Me pide los datos y me asegura que arreglarse se arregla. Me quedo tranquilo y asumo que puede tardar. Otra mierda para mi. En ocho minutos ya tengo el famoso código. Luego la buena gente de Sanlúcar la Mayor remata el tema para que incluso pudiese entrar conmigo. Y la guinda la puso el abuelo de la tropa de Brenes y su hija que lo arreglaron todo para que hasta se sentase a mi lado.
Y Jesús Navas levanta la Séptima Europa League del Sevilla FC
Lo que pasó en el Puskas Arena lo podría intentar resumir pero resulta complicado cuando no se está. Es hermoso y gratificante recibir el cariño de la gente que lo contempla por la tele pero nada comparable con la sensación de vivirlo. Bueno hay otra opción de enterarse de todo, pedirle el libro al rubio más joven de la expedición que lo dejó todo reflejado.
Y levanta la Copa Navas (Jesús te tenías que llamar). Entre tantas emociones, recuerdos y fotos se cuela una (precisamente la que preside este artículo) con el padre Indalecio, que también sabe de bodas y milagros, abrazando la Séptima Europa League delante de la Virgen de los Reyes de Europa. Seguro que la invocó por la noche, poco antes de que Montiel (Gonzalo te tenías que llamar también) 'tanguease' en la carrerita previa y mandase el balón a un palo y a Rui Patricio al otro. Cosas del fútbol, la religión y la generosidad.
