Hacía mucho que el Estadio La Rosaleda no vivía una de sus fiestas y los malagueños tenían ganas. El punto de inflexión llegó el pasado lunes, 27 de marzo, cuando el Málaga Club de Fútbol firmó una victoria por 2-0 ante el CD Leganés en la que era una de las pruebas de fuego del final de la temporada. También había pasado bastante tiempo desde la última gloria malaguista, concretamente 34 días, tras el triunfo ante el Zaragoza en casa.
Es raro que la afición del Málaga CF baje los brazos y se dé por vencida, mucho tiene que pasar para que eso ocurra. Los últimos meses han sido duros para todos los futboleros de la Costa del Sol. El descenso era casi una realidad inevitable y ya apenas quedaban rincones de los que sacar un ápice de fe. Sin embargo, todo se ha teñido ahora con cierto tono de optimismo, pero aún muy discreto.
El Málaga CF empieza a creer en la salvación
La permanencia ha empezado a llamar tímidamente a la puerta de los de Sergio Pellicer. El aire que se respira en el vestuario es completamente diferente al de hace unos días. Empate ante el líder en su casa, empate también contra los terceros de la tabla y, ahora, de vuelta a los tres puntos después de más de un mes sin conseguirlos.
Parece que el técnico castellonense ha encontrado el botón que ningún otro entrenador había podido localizar en lo que va de temporada. Ahora estamos ante un equipo compacto, con mejor labor defensiva y, lo que es más importante, un equipo que cree en lo que se está haciendo.
La portería de Rubén Yáñez se ha mantenido intacta en las dos últimas jornadas, esto es algo que tan solo había pasado una vez en toda la campaña. Sin duda, la mejoría atrás es una realidad y era uno de los aspectos que Pellicer tenía que encarrilar de manera urgente.
El factor casa
Ellos lo han vuelto a hacer. No es nada nuevo llegar a La Rosaleda para disputar un partido y sentirte como si estuvieras en una sartén con aceite hirviendo de la que quieres escapar lo antes posible. Así es como te reciben los malaguistas cuando visitas su casa.
Las campañas de aficionados lanzadas desde el club han dado resultado. Las gradas vuelven a llenarse cada fin de semana y el equipo se siente cada vez más a gusto ante los suyos. Al Málaga le quedan cuatro partidos en casa antes del final de temporada y no hay más opción: hay que conseguir el 12 de 12.
💙 𝗗𝗶𝗳𝗶́𝗰𝗶𝗹 𝗻𝗼 𝘀𝗶𝗴𝗻𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮 𝗶𝗺𝗽𝗼𝘀𝗶𝗯𝗹𝗲 💪
— Málaga CF (@MalagaCF) March 21, 2023
¡Volveremos a disfrutar del 𝘍𝘢𝘤𝘵𝘰𝘳 𝘙𝘰𝘴𝘢𝘭𝘦𝘥𝘢!
⚽️ #MálagaLeganés
🎟️ 1 entrada gratis por cada Fiel Malaguista
💻 Disponible en el Área Privada
🔗 https://t.co/bqR4j2uIaF#CreerParaPoder pic.twitter.com/WsK7RFA3M9
Los números avalan la permanencia del Málaga CF
Siempre hay un resquicio de ilusión cuando las matemáticas lo permiten. En el caso de los blanquiazules, las cifras conceden mucho más que soñar. Antepenúltimo en la clasificación, pero a ocho puntos de abandonar los puestos de descenso. A la temporada aún le restan nueve jornadas, o lo que es lo mismo, 27 puntos están todavía en juego.
De esos hay que luchar por conseguirlos todos, un pleno de victorias, no importa que cuenten con algo de margen. Es el momento de apretar los dientes y dejarse sobre el césped hasta el último aliento. Es la hora del esfuerzo final.
Rivales de la zona baja de la tabla
Lo cierto es que los próximos enfrentamientos no son tan complicados como podrían ser, al menos sobre el papel. Andorra, Villarreal B, Cartagena, Lugo, Huesca, Ponferradina, Mirandés, Alavés e Ibiza. Los rivales que le esperan al Málaga para clausurar la temporada apenas superan la novena posición, excepto Albacete y Alavés. De hecho, tres de ellos le hacen compañía en los puestos menos deseados.
No hay gloria sin esfuerzo y no hay triunfo si no sales a la guerra con todo. Pellicer y los suyos saben que la ilusión de toda una ciudad dependerá de los dos próximos meses. El remoto sueño de la permanencia se ha convertido en un valioso y viable botín que nadie le va a regalar.