
Visitar una bodega en Jerez de la Frontera es una actividad de obligado cumplimiento para todos aquellos visitantes que cada año acuden a nuestra ciudad. A la posibilidad de degustar los magestuosos vinos que se cultivan en nuestra tierra hay que sumar el atractivo de recorrer los imponentes cascos de bodega, junto al resto de elementos arquitectónicos que la componen.
En Jerez, visitar una bodega se ha convertido en una experiencia que va más allá de lo puramente enológico. De este modo, podemos encontrar grandes ejemplos de conservación y apuesta por el patrimonio como es el caso de de Díez Mérito.
Esta bodega conserva uno de los cascos más emblemáticos de Jerez, edificio de 1790 que debe su nombre a uno de sus primeros dueños, el Marqués de Misa y ahora se suma la recuperación del esplendor de los jardines y fachada de la Bodega Bertemati.
Su estructura abovedada y sus espléndidos arcos y techos bajos (construcción anterior a las bodegas llamadas catedral de techos altos).
Visita a la bodega
Durante la visita a la bodega los visitantes disfrutarán de un recorrido por sus patios, jardines y estancias donde podrán sumergirse en la historia de la crianza y envejecimiento de los vinos y brandys de Jerez.
Allí podrán oler y sentir la fuerza de uno de los vinos más antiguos del mundo, el prestigiado Fino Imperial cuya solera y criaderas datan de 1876. Sin olvidarnos por supuesto del resto de la gama de vinos V.O.R.S. (vinos de más de treinta años de vejez): Oloroso Victoria Regina y Pedro Ximénez Vieja Solera.