La comparación entre las hetairas de la antigua Grecia y algunos políticos actuales puede parecer provocativa, pero si nos enfocamos en ciertas dinámicas de poder, influencia y percepción social, encontramos algunas similitudes interesantes:
En la antigua Grecia, las hetairas a menudo tenían una gran influencia en la política y la sociedad, ya que se relacionaban con hombres poderosos, intercambiaban sexo por dinero o poder. De manera similar, los políticos actuales, aunque por diferentes medios, también buscan y ejercen poder e influencia sobre las decisiones importantes en la sociedad.
Las hetairas eran conocidas por su habilidad en la conversación, la retórica, la negociación y la manipulación social. Algunos políticos de hoy también dependen en gran medida de sus habilidades retóricas para persuadir y manipular la opinión pública y a otros actores políticos.
En la antigua Grecia, aunque algunas hetairas eran respetadas por su inteligencia y habilidades, la profesión en general era vista con cierto desprecio. Estos políticos, por otro lado, también suelen ser objeto de críticas y desprecio público, especialmente cuando se perciben como corruptos y manipuladores.
Tanto las hetairas como los políticos actuales suelen entablar relaciones estratégicas basadas en intereses personales y no generales, lo estamos viendo constantemente, un ejemplo de nuestros días es el pacto catalan. Las hetairas lo hacían para asegurar su sustento y posición, mientras que los políticos buscan alianzas que les permitan mantener o alcanzar en el sillón del poder.
Las hetairas cuidaban su apariencia y su reputación para atraer a clientes poderosos. Los políticos actuales también dependen mucho de la gestión de su imagen pública para mantener su popularidad y aceptación, aunque esta cuestión está en sus horas más bajas y el descrédito de la clase política es tal que la desafección ciudadana va en crecimiento.
En ambos casos, podemos observar un cierto grado de mercantilización de interés personal y búsqueda de status. Las hetairas ofrecían servicios a cambio de beneficios materiales, mientras que los políticos actuales, en algunos casos, son vistos como personas que intercambian favores o votos por apoyo financiero, político o de sillones importando muy poco el interés general que debe de prevalecer en nuestra sociedad.
Aunque la comparación entre las hetairas de la antigua Grecia y políticos actuales se da en contextos y roles muy diferentes, ambos grupos han tenido que navegar complejas dinámicas de poder, influencia y percepción pública para alcanzar sus objetivos sin importarles el descrédito de sus acciones entre la ciudadanía.