martes. 16.04.2024

El nuevo desnudo del coronavirus

Un club de striptease se ha reinventado para conservar empleadas y clientes

La pandemia del coronavirus está ejerciendo un efecto rodillo a nivel empresarial del todo implacable. En determinados sectores la devastación ha sido de consideración. Arrasando, que es gerundio. No hablamos ya de las miles de víctimas que se ha llevado por el camino, sino también de la fiereza con la que ha golpeado sobre todo a pequeñas y medianas empresas.

No hay opción de remontada a corto plazo, y toda vez una no se supere con garantías de éxito el covid-19, sino es tirando del hilo de la imaginación, la renovación y la reinvención. Es decir: el emprendimiento a partir de la desescalada. La pandemia del coronavirus implantará un punto muerto y un kilómetro cero para consignar el antes y el después.

Los bares y restaurantes -el sector de la hostelería- ha bajado enteros hasta límites ciertamente preocupantes. La circunstancia es devastadora. La normativa -tan necesaria en su obligado cumplimiento- ha dictado el cierre asimismo de bares y de clubs de striptease. Ha habido que mover ficha desde el dictamen de las administraciones.

Todos en casa, tan resignados como pacientemente estoicos, al aguardo de que todo pase. Pero no todo está dicho en lo concerniente a la imaginación desplegada por empresarios con astucia. Es el caso del propietario del Lucky Devil Lounge de Portland, en Oregón, uno de los conocidos clubs de chicas desnudas de este estado de los Estados Unidos…

Este hombre ha encontrado la manera de poder abrir siguiendo todas las medidas de seguridad. Sin saltarse ninguna de ellas. Pensando, pensando, ha dado con la clave de una posibilidad. Ha dado con el dardo en el centro de la diana. Ofreciendo servicios sin cometer ninguna negligencia.

Y es que, en torno al edificio del club, ha instalado escenarios y barras y los hombres que quieren disfrutar de las chicas se  tienen que hacer con un paseo en coche por un circuito, donde pueden ir viendo a las mujeres como bailan con poca ropa. Todavía existen negocios de tal perfil. Y con clientela más o menos fija.

La idea no ha sido tomada a la ligera puesto que no puede haber contacto con las chicas y los clientes tienen que ver los bailes desde su coche. Ha sido denominada como una experiencia innovadora, que además permite abrir el negocio y que los trabajadores sigan cobrando, asegura Shon Boulden, el propietario del local.

Ninguna de las partes sale perdiendo. La idea surgió entre el club y una empresa de eventos de la ciudad, que también se habían quedado sin trabajo, y se unieron para crear este túnel de chicas desnudas. Todas las partes estuvieron de acuerdo desde el primer momento.

Desde el Lucky Devil Lounge aseguran que cumplen todas las medidas de seguridad y que tienen los permisos para operar. Nuevos datos: no sólo hay mujeres desnudas bailando, ahora también se puede pasar con el coche y coger comida para llevar, que es una de las excepciones que permite la normativa por restaurantes que han tenido que cerrar por culpa del coronavirus.

Como curiosidad cabe apuntar que la primera pasada la hicieron amigos y conocidos del local, quienes “valoraron muy positivamente la experiencia, y ahora, como era de prever, ya hay cola”. El invento ha funcionado. Está dando mucho de sí. A grandes males, grandes remedios.

El coronavirus ha disparado, incidimos, la imaginación. Cuando los coches entran en el recorrido, empieza a sonar la música y las bailarinas, con guantes y mascarillas, bailan. Cuando acaba la canción, las mismas chicas llevan una bolsa de papel con la comida a los conductores.

Cabe subrayar que un grupo de hombres se desplazaron desde otra ciudad para hacer tres pasadas por este recorrido de chicas desnudas que bailan, el nueve striptease del coronavirus. Quien prueba, repite. Al margen de interpretaciones, no cabe duda que la creatividad se ha acoplado a los estrechos márgenes de la normativa sanitaria.

El nuevo desnudo del coronavirus