jueves. 18.04.2024

Secuestra, viola y da repetidas palizas a su novia durante 31 años

Durante más de tres décadas la mujer estuvo absolutamente incomunicada

Si decimos calvario, el término se queda corto. Si decimos sufrimiento, el término se queda corto. Si decimos padecimiento, el término se queda corto. Infierno se aproxima más. Sí. Una chica ha vivido un auténtico infierno: la que fue su pareja la secuestró durante 31 años y, en este periodo de tiempo, la violó sistemáticamente y le dio palizas en repetidas ocasiones.

31 años de situaciones extremas. De malos tratos. Los hechos han tenido lugar en Venezuela. La víctima, de nombre Morella, tenía 17 años en el momento de su secuestro. Ahora, con 48 años, ha podido huir de su captor en un descuido. Hasta ahora no ha tenido ocasión de hacerlo.

La familia de la chica no quería que tuviera una relación con Mathías Salazar, que en aquel momento tenía 23 años, porque lo veían demasiado agresivo. Sin embargo, la chica siguió su romance hasta que él le propuso ir a vivir juntos. Amor ciego. Amor que nada ve. Amor que nada quiere ver.

Aprovechando esta situación, el chico secuestró a Morella y, durante 31 años, la obligó a hacer todo lo que quería: la violó, le dio palizas y no la dejaba tener relación con nadie.

Los abusos psicológicos y físicos llegaron hasta el punto que el hombre no le daba comida si no tenía sexo con él. Un maltratador sin clemencia.

Por su parte, los familiares de la chica pensaban que estaba muerta, ya que ella no se pudo comunicar nunca con ellos. Pero después de tres décadas de silencio, Morella aprovechó un descuido de su captor para huir de él y del infierno al que la había sometido. Es imposible siquiera imaginar la angustia de la chica. Absolutamente anulada durante 30 años.

El hombre dejó las llaves en el interior de la casa donde la tenía secuestrada, y Morella pudo aprovechar para conseguir su libertad. Estuvo atenta. Vio el resquicio de su salvación. Actuó con rapidez. Con diligencia. No se lo pensó dos veces.

No todo queda ahí porque uno de los datos más macabros de este caso es que, según se ha podido saber, los vecinos de la zona donde estaban el agresor y la víctima sabían perfectamente que la chica estaba retenida contra su voluntad por el hombre. Era una circunstancia sabida.

En este sentido cabe constatar que algunos lo denunciaron a la Policía, pero cuando los agentes se presentaban en la casa que compartían Morella lo negaba todo por miedo a las amenazas de Mathías.

Entonces no había nada que hacer. Las pruebas se esfumaban en un santiamén. Como un rumor que no llegaba a ninguna entidad real.

La Policía, por esta razón, no fue más allá: no abrió ningún tipo de investigación ni ayudó a la chica. Sin embargo, ahora que la joven ha podido salir de su cautiverio, ha denunciado todos los hechos y el hombre será juzgado por los delitos de violencia sexual, esclavitud sexual, inducción al suicidio y violencia psicológica.

Secuestra, viola y da repetidas palizas a su novia durante 31 años