Lo ha vuelto a hacer. Es su último milagro altruista según ha podido saber ELMIRA.es. El cirujano Pedro Cavadas vuelve a obrar el milagro al extirpar varios cánceres a un paciente albino de Guinea Ecuatorial. Reginaldo Carlos se ha sometido a varias intervenciones, en una de ellas el doctor Cavadas ha tenido que reconstruir la mitad de la cara del paciente. Cavadas ha explicado que en numerosas ocasiones que "muy pocos se atreven a mejorar la vida de pacientes desesperados a los que el resto de la profesión médica ha dado por perdidos".
Pedro Cavadas trata a pacientes a los que otros médicos han desahuciado. Y lo que gana lo invierte en operar de forma altruista. En esta ocasión, el doctor Pedro Cavadas mediante la Fundación Pedro Cavadas ha traído al paciente Reginaldo Carlos Mguema, procedente de Guinea Ecuatorial, afecto de albinismo con cánceres múltiples de piel.
El cirujano valenciano ha intervenido con éxito al paciente de todos los cánceres que presentaba, en especial uno extenso de la cara con reconstrucción microquirúrgica compleja. Según ha comunicado la Fundación Pedro Cavadas el paciente evoluciona muy favorablemente y se le ha procurado también tratamiento dermatológico de algunas de sus lesiones y prevención de las consecuencias nocivas que la luz solar tiene en individuos albinos de raza negra.
Una rara condición genética
El albinismo es una rara condición genética que impide la pigmentación de la piel, carente de la melanina que protege a los humanos de las radiaciones ultravioletas. El albinismo afecta a una de cada 20.000 personas nacidas en el mundo, aunque en algunas zonas del África la proporción aumenta hasta uno de cada 4.000.
En África los mitos y supersticiones han generado la persecución de los albinos. Uno de cada seis afectados por albinismo sufre cánceres de piel. Las cremas con protección son de difícil acceso en esa parte del mundo.
Tampoco es sencillo comprar gafas de sol que cumplan con los estándares de protección, son muy caras. Muchos de los albinos acaban ciegos. Por ejemplo, en Tanzania, sólo un 2% de los albinos supera la edad de 40 años.
