Brutal operación contra el narcotráfico en la provincia de Sevilla, concretamente en las localidades de Aznalcázar, Aznalcóllar y Pilas, una operación abierta en la que están interviniendo hasta 200 agentes en la práctica de registros.
Según la información que ha trascendido a este periódico, la Guardia Civil ha desplegado la mañana de este martes, día 4 de octubre, una gran operación contra el narcotráfico, con cerca de 200 agentes acometiendo 17 registros domiciliarios principalmente en la localidad sevillana de Pilas, pero también en Aznalcázar, Aznalcóllar y Alicante.
Fuentes de la Guardia Civil han especificado que la operación abarca un buen número de detenciones por actividades de tráfico de varias sustancias estupefacientes, siendo Pilas el municipio donde se concentra la mayoría de los registros.
Hay que precisar que en la operación participan agentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla, de la Comandancia de Alicante, del Grupo de Acción Rápida y del Grupo de Reserva y Seguridad, todos especializados en la lucha contra el narcotráfico.
Denuncia contra siete cazadores
Por otra parte, el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), dependiente de la Guardia Civil, ha denunciado a siete cazadores a los que sorprendió en una finca del término municipal de Constantina (Sevilla), en el Parque Natural Sierra Norte, con puestos a menos de 25 metros entre sí y colocados a menos de 50 metros de una charca de agua artificial con restos de cereales y leguminosas dispuestas para atraer a especies cinegéticas y abatirlas.
De hecho, tres de los cazadores tenían hasta 16 ejemplares de tórtola europea, declarada como amenazada en toda Europa.
En una nota de prensa, el Seprona ha informado este martes de que los agentes tuvieron conocimiento de la actividad irregular durante las labores de vigilancia en el Parque ante las "sospechas" de que se pudiera estar cazando en las inmediaciones de grandes charcas de agua y comedores artificiales.
En plena labor de vigilancia, "se escucharon varios disparos de escopeta" y se procedió a identificar a siete personas que estaban en una línea de puestos fijos situados a menos de 25 metros entre sí y colocados a menos de 50 metros de una charca de agua artificial con restos de cereales y leguminosas, dispuestas en el lugar para atraer a especies cinegéticas y aprovechar esta situación para abatir a las piezas que se acercaran a beber y comer al lugar.
