
El amor es un sentimiento que no tiene límites. Adie Tiemmermans, una ciudadana de Amberes, es el claro ejemplo de que el amor no entiende de lógicas. Esta mujer mantenía desde hace cuatro años una "relación sentimental" con Chita, un chimpancé del zoológico de Amberes de Bélgica, con el que ahora le han prohibido todo tipo de contacto.
Según informan desde el zoo, el romance entre la mujer y el animal, que se traducía en muestras de afecto como besos a través del cristal, ha puesto "en peligro" la relación de Chita con el resto de miembros de su especie. Por este motivo, han decidido restringir las visitas de Timmermans con él a pesar de que la mujer defendiera la relación que mantenía con el animal.
Así, los cuidadores del zoo han declarado que el vínculo entre el mono y la humana "o ha provocado que el resto de chimpancés se alejen de Chita, no le hagan caso e incluso le excluyan de la manada".
La directora del zoo de Amberes, ha explicado que "el bienestar de los animales es lo primero", por lo que a pesar de que les gusta que sus clientes "se sienta tan involucrados con los animales", no pueden permitir esta relación cuando está afectando al núcleo de convivencia del chimpancé.
El animal tiene que pasar 15 horas con su grupo, además cuando se relaciona con los visitantes "los otros monos lo ignoran y no lo consideran parte del grupo", por lo que puede que "se sienta solo fuera del horario de visitas". "Queremos darle la oportunidad de ser lo más feliz posible", afirmaban.
El zoológico ha prohibido a la mujer ver al chimpancé
Con el objetivo de mejorar su integración en el grupo de monos, el centro ha tomado la decisión de prohibir que Adie Tiemmermans pueda relacionarse con el chimpancé, por lo que ahora no podrá acercarse al lugar en el que el chimpancé se encuentra ni dejar que la vea. De hecho, el centro amenaza con prohibirle el acceso a sus instalaciones en caso de que incumpla esta norma.
Esta decisión no llega de sorpresa, pues el centro había advertido a la mujer hasta en cuatro ocasiones, algo que no ha evitado que esto haya supuesto un inesperado varapalo para Tiemmermans, que ha reconocido que no puede alejarse de él. "Amo a ese animal y él me ama a mí, no tengo nada más. ¿Por qué nos quieren quitar eso?", se ha lamentado.
Con lágrimas en los ojos, la mujer ha expresado su disconformidad con la decisión del zoo de Amberes, del que es socia desde hace cuatro años, asegurando que esta medida no afecta a otros visitantes y que el chimpancé es feliz al verla y que se acerca al reconocerla: "Agita los brazos, me da besos por la ventana. ¿Qué estoy haciendo mal?".