martes. 23.04.2024

Un caballo torero vence el miedo por la confianza en su jinete

Fermín Bohórquez cerró el ciclo de Veladas Taurinas en el Hotel Jerez, organizadas por la Tertulia taurina Jerezana

Ha tenido lugar la quinta y última sesión de las Veladas Taurinas en el Hotel Jerez; en esta ocasión ha sido el rejoneador Fermín Bohórquez, retirado el año pasado tras treinta años de trayectoria profesional, quien ha centrado el interés de los aficionados a la hora de compartir un rato de charla.

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Tras Rafael Valenzuela, que dirigió unas palabras de saludo, agradeciendo la presencia de Fermín ante el público así como la asiduidad de los asistentes a lo largo del ciclo, Jerónimo Roldán pasó a iniciar una conversación con el invitado.

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Tras una fase introductoria se pasó a contemplar un vídeo resumen sobre la vida artística de Bohórquez, con una duración de media hora y luego continuó la exposición oral. Nacido en 1970, el protagonista de la noche debutó en un festejo mixto el año 1983, en Benicasim, antes de participar en un festival en Santander el año 1985. Recibió la alternativa de manos de su padre el año 1989 en Jerez; esa tarde la vivió con muchos nervios porque su padre era siempre muy competitivo. En 1990, el día de la confirmación, salió a hombros de Las Ventas, tras lo cual vinieron seis puertas grandes más en la capital de España. El momento de mayor plenitud  lo define su actuación en San Isidro de 1997 y durante varios años quedó el primero del escalafón de rejoneadores. Plazas emblemáticas para él han sido Madrid y Zaragoza aunque también tiene buenos recuerdos de Lisboa, tanto de la plaza vieja como de la nueva. Hoy es un retirado activo, porque sigue montado a caballo y se decepciona cuando ve a un torero que, al retirarse, habla de no volver a coger los trastos.

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Quiso dejar claro que, aunque el caballo le ha encantado desde pequeño, por encima de todo está su pasión por el toro. Tratarlo en el campo y en la plaza es lo mejor de su vida. Respetar al toro es lo que ha caracterizado su manera de torear, algo aprendido de los grandes toreros que pasaban por su casa desde pequeño. Recuerda que  el rejoneo de sus comienzos era competitivo y sano, aunque los toros no eran tan buenos como hoy. El toro de rejones ha evolucionado mucho; antes era reservón y con genio. El toro de su ganadería es bueno para rejones porque conserva las características del encaste murube-urquijo, que son el ritmo, el galope y la humillación.

Era partidario de las corridas de cuatro rejoneadores porque el toro por colleras daba una oportunidad al que no había tenido suerte en su primer toro. Cuando acaba ese formato y se empiezan a diversificar las ternas, por aumento del número de rejoneadores, el que pierde es el público. Cree que Hermoso de Mendoza es un genio que ha revolucionado el rejoneo pero ha impuesto un espectáculo distinto, donde es más difícil la competencia, aunque él personalmente nunca se ha negado a alternar con ningún compañero. Recuerda especialmente a Ginés Cartagena, un revolucionario con el que compartió muchas tardes, y también compartió apoderado. A Fermín lo han apoderado Morilla y Cutiño en una primera época de éxito; luego vinieron Moreno Menor y Victoriano Valencia y finalmente, la casa Matilla. Cree que la época de los apoderados independientes fue más propicia para que el rejoneo diera espectáculo.

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En cuanto a la doma del caballo, éste se tiene que sentir sometido pero a la vez libre. Los caballos toreros tienen miedo pero se apoyan en la confianza que depositan en el jinete para superar ese miedo. De sus caballos recuerda a Marismeño o a Banderín, que aprendieron tanto como le enseñaron a él. Tuvo un especial recuerdo para los cuatro caballos que perdió en un accidente de tráfico, volviendo de Barcelona. La clave de su rejoneo ha sido dominar al toro con temple y suavidad absorbiendo su embestida, sin desviarla y con naturalidad. Está orgulloso de esa forma de entender el rejoneo, que es su aportación a la especialidad durante en una época considerada como la edad de oro. Su rejoneo no ha sido espectacular sino que se ha basado en la pureza, en ir de frente al toro y, sin quiebros ni brusquedades, darle las ventajas en el encuentro. Es una forma de torear difícil de lograr, por lo que no va a tener continuidad.

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El rejoneo exige estar al cien por cien y se ha despedido cuando creía que podía llegar el momento en que no iba a estar a ese nivel que se debe tener para actuar ante los públicos sin faltar el respeto, al público y al rejoneo. No obstante, terminó asegurando que sigue dispuesto a participar en festivales, lo cual le exigirá seguir manteniéndose en forma. Al final de la exposición hubo un animado coloquio, en el que, entre otros asuntos, se le reclamó la opinión sobre la situación actual de la fiesta y particularmente sobre el estado de la afición en Jerez y en nuestra provincia. Cerró con una visión optimista aunque pidió que los políticos dejen de presionar.

Un caballo torero vence el miedo por la confianza en su jinete