miércoles. 24.04.2024
Un jerezano en Elcano
Un jerezano en Elcano

Es una noche fría en el océano Atlántico norte. La paz de nuestro profundo sueño es interrumpida con un fuerte bandazo que sacude todo el barco. Nos encontramos con la tormenta, el enemigo natural del marino.

No es ni la primera ni será la última a la que nos enfrentamos en nuestro bergantín goleta, que  en sus más de 95 años de historia ha vivido centenares de ellas. Entre murmullos de los compañeros suena nuestro altavoz de cama, con un peculiar sonido de un chifle seguido de dos palabras: Maniobra General.

Esta situación es muy normal en nuestro buque, ya que se suele dar por las mañanas o por las tardes, para indicar que todo el personal ocupe sus puestos para realizar cambios en las velas, viradas o arriadas, para mejorar la navegación u optimizar el viento al máximo.

Maniobra general

Pero son las 10 de la noche y esto hace que sea una maniobra atípica. Nos pertrechamos entre nervios y subimos a cubierta por las escalas. Entre bandazos de babor a estribor es más difícil mantener el equilibrio que de costumbre, pero como dice el refrán "nunca un mar en calma hizo experto a un marinero".

ElCano navegando
ElCano navegando

Una vez en cubierta, los oficiales y suboficiales anuncian viradas para contrarrestar el fuerte viento y oleaje que tenemos. Con olas de más de 4 metros y la mar picada  puede imaginar lo complicado que es mover esas velas manteniendo el equilibrio.

Se tratan de velas con una superficie total de 3151 metros cuadrados por lo que no resultan nada fáciles de virar y necesitan de los esfuerzos de toda la dotación para ello.

Gracias a la buena organización de la que dispone nuestro buque, y el trabajo de todos sus tripulantes la maniobra salió bien y el barco, con los cambios realizados, pudo estabilizarse en la medida de lo posible.

Un pequeño sobresalto sin mayor importancia en nuestra travesía, que sigue con buen rumbo.

Un Jerezano en ElCano: Maniobra general