viernes. 20.09.2024
Los tres novilleros a hombros I Breña
Los tres novilleros a hombros I Breña

Plaza Real de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), 28 de julio de 2024. Novillada picada organizada por la empresa Circuitos Taurinos, correspondiente al segundo festejo de abono en la temporada de verano 2024. Cielo brumoso con fuerte viento de levante. Un tercio de entrada. Preside Rafael Carrero. Ameniza la Banda “Maestro Dueñas”, dirigida por Javier Alonso.

Se lidian seis novillos de Joaquín Núñez del Cuvillo (hierro que pasta en Vejer, Cádiz), con pesos entre 450 y 475 kilos, de correcta presentación, justos de fuerzas y colaboradores en general. En el arrastre, el primero y el segundo tienen palmas; el tercero, palmitas y el quinto, ovación.

Gonzalo Capdevila I Breña
Gonzalo Capdevila I Breña
  • Manuel Román, estocada honda; una oreja. Honda atravesada y dos golpes de descabello tras aviso; una oreja.
  • Gonzalo Capdevila, entera caída; una oreja. Honda algo delanterita; dos orejas.
  • Marco Pérez, media con derrame; una oreja. Entera en su sitio; una oreja.

Incidencias: entre los picadores, destaca el puyazo al sexto novillo. Entre los banderilleros, destacan los pares de Miguel Ángel Sánchez (de la cuadrilla de Román) al primero; de Elías Martín (de la cuadrilla de Pérez) al tercero y de Rafael González (de la cuadrilla de Pérez) al sexto. Los tres novilleros salen a hombros.

Comentario

La novillada con caballos prevista convoca a un poco más de público que la que tuvo lugar el año pasado aquí por estas fechas. Se ve que los novilleros han traído a sus seguidores, lo mismo desde Córdoba que desde Salamanca. No torea el local Barroso, que los tres últimos años salió por la Puerta Grande. A cambio, Gonzalo Capdevila se presenta ante sus paisanos con caballos.

Manuel Román, pupilo del empresario, dejó un buen recuerdo el año pasado. La novedad esperada es Marco Pérez, el niño torero que tiene ilusionados a muchos y puede representar el futuro del toreo. Los tres conforman un cartel que puede dar resultado ante animales de Núñez del Cuvillo, que normalmente se prestan a la colaboración. Siempre hay excepciones. Lo peor es la levantera que castiga durante todo el día.

Manuel Román

Manuel Román, de canela y azabache, en su primero, castaño y abanto de salida, sale a pararlo a los medios con verónicas molestadas por el viento y media elegante. Lo deja con revolera aplaudida para puya larga y se duerme, pero al salir blandea; el quite va por chicuelinas y larga, aplaudida (ésta, más que las chicuelinas). Los palos son solventes y eficaces. Brinda al público y voltea la montera, en gesto poco torero no corregido en la escuela.

Inicia, de tablas a tercio, por alto y con trincherazos pero la tanda siguiente es muy molestada por el viento, pasando a tablas para otra tanda, ahora algo ligada. Con la izquierda saca dos tandas; la una hace estallar al público y la otra es un ir y venir del toro y del viento. A diestra de nuevo, insiste e incluye algún martinete; si recurre a este pase mal puede ser un torero de arte. Finaliza con la zurda, incluyendo un cambio de manos. En la vuelta con la oreja se para a firmar autógrafos (mal vamos).

Manuel Román I Breña
Manuel Román I Breña

El segundo de Román

A su segundo, cornidelantero ya abanto, sólo ofrece un saludo insulso con un continuo pasar por la cara. El puyazo es duro y el animal al salir dobla las manos, lo que provoca palmas de tango. Los rehiletes son correctos (el de Araujo, bueno). Brinda al ganadero Santiago Domecq y arranca con inicio bonito, bajando ya la mano; sigue en tablas con tres series de distancia corta, buenas y aplaudidas. Compone la figura pero recurre al pico. Con la izquierda. lucha contra el viento. A diestra de nuevo, hay tanda breve sin poder fijar la embestida y en la siguiente, y última, baja la mano.

Gonzalo Capdevila

Gonzalo Capdevila, de tabaco y oro, a su primero recibe a porta gayola, siguiendo lances a pies juntos, una tafallera y una revolera mirando al tendido. La puya que  pone Melgar es breve y, al salir, el novillo cae al suelo, por un mal lance del lidiador. Tras unas banderillas irregulares, el brindis va al público. En los medios, de rodillas, da cambiado por la espalda seguido de otros pases de rodillas y de pie. Se va al tercio para trazar tres series, siendo desarmado en la primera, realizando la segunda con miradas al tendido y en la tercera teniendo que animar al animal. Con la izquierda hay toreo de distancia corta, aguantando algún intento de desarme. A diestra de nuevo, se arrima en tanda breve.

El segundo de Capdevila

En su segundo vuelve a irse a porta gayola (o a puerta de jaula). La larga cambiada de rodillas es seguida de lances de mano baja y, luego, cuatro nuevas largas cambiadas de rodillas en los medios rematando con revolera invertida; los tendidos calderean. Deja en el caballo con revolera y tras puya breve pide el cambio; el quite va por gaoneras y brionesa “a caballo encerrado”; a la pasión del torero no le preocupa ese desorden. Tras unos rehiletes correctos, brinda al ganadero Gavira.

Inicia faena con doblones y dos de pecho, siguiendo dos tandas, una ligada y otra más desordenada. Con la izquierda, es levantado del suelo y sigue por ayudados. A diestra de nuevo, baja la mano y en la siguiente tanda se mueve en corto con remates mirando al público. La preparación para la estocada va por manoletinas turbulentas. Dos trofeos salen del cariño del paisanaje.

Gonzalo Capdevila I Breña
Gonzalo Capdevila I Breña

Marco Pérez

Marco Pérez, de celeste y oro, a su primero, suelto de salida, lo recibe en tablas con lances genuflexos, seguidos en el tercio de verónicas y delantales jaleados, con media. Pelea bien el animal y recibe puya algo baja; el quite se realiza a caballo encerrado, con tres chicuelinas y tres medias; desde el tendido le gritan: “Eso se hace con el caballo fuera”, correcta observación que posiblemente el niño torero no haya oído nunca. Hay buenos pares. El brindis va al torero Emilio Muñoz, que está en el tendido. Inicia en tablas, pinturero, con alguna mirada al tendido y pasa a la izquierda para sacar tanda esforzada.

Con la derecha hay toreo bueno, ligado y de mano baja, pero a la siguiente tanda el novillo ya no humilla, por lo que lo alegra e intercala algún afarolado, levantando aplausos. Con la zurda de nuevo, consigue ligazón. Vuelto a diestra, hay proximidad y luego tres circulares luchando contra el viento completados con arrimón y desplante entre aplausos. Finaliza con luquinas y pases arriesgando, con un viento que lo queda sin defensa. Tras la estocada el derrame provoca un espectáculo lamentable. El presidente aguanta el chaparrón de la petición de segundo trofeo. Bien por el presi. ¿El futuro reglamento andaluz dirá algo de no conceder segunda oreja si tras la estocada hay derrame?

El segundo de Pérez

En su segundo, que se emplaza y luego anda abanto, da saludo que se queda sólo en intentado, entre el viento y la poca colaboración del animal. En el caballo es bien cogido, pelea codicioso y la puya es bien administrada. Bien también los avivadores. Brinda al público; aquí vemos que no tiene claro el sentido del espectáculo, que el público es el respetable y que a él debe ir el primer brindis; lo achacaremos a que aún es joven, un niño. Inicia, en tablas, por estatuarios y por alto con algún pase de desprecio. En el tercio hay tanda de mando con pase de pecho bueno. Con la izquierda anda breve. A diestra de nuevo, el novillo blandea y tiene que obligarlo a asar, lo que hace con la cabeza a media altura mientras el salmantino en algún pase mira al tendido.

De nuevo con la zurda, hay serie de cercanías pues el bicho racanea. Por la derecha, se alarga con toreo encimista, con algún martinete, dos circulares; en ellos está cuando el animal hace por él sin consecuencias; siguen los circulares y termina con arrimón en tablas que levanta entusiasmos. La fuerte petición de segunda oreja no es atendida por el presi, lo que ahora no comprendemos tanto; él se explicará.

Marco Pérez I Breña
Marco Pérez I Breña

Conclusión

La sesión ha estado entretenida si conseguimos olvidarnos del viento. Los novilleros no han podido hacer todo lo que saben. Advertimos, no obstante, detalles que faltan y otros que deben pulirse, al menos en los que tiran por la faceta artística; también en los que aspirar a mandar en esto. Una estampa ilusionante ha sido la vuelta de Pérez con la oreja del sexto rodeado de una nube de niños de su edad que parecían sus amigos.

El público ha estado siempre a favor. La salida de los tres a hombros es un cierre a una tarde-noche que a la vez es puerta abierta a la esperanza, la de un futuro con protagonistas dispuestos a pelear y timonear la nave del toreo.

Román, Capdevila y Pérez, por la puerta grande de la Plaza Real