En Calp, octubre ya no es un mes tranquilo. Desde hace años, el municipio vive un fenómeno que combina emoción, cultura y turismo: las fiestas de Moros y Cristianos en honor al Santísimo Cristo de la Suor, declaradas de Interés Turístico Autonómico.
Durante unos días, las calles, avenidas y plazas se convierten en un escenario a cielo abierto donde la historia y la devoción se funden con la alegría y la hospitalidad mediterránea.
El resultado es una celebración que no solo emociona a los calpinos, sino que atrae cada año a miles de visitantes de toda España.
En los últimos años, las cifras hablan por sí solas: la ocupación hotelera supera el 90% durante las fiestas, y los apartamentos turísticos, campings y restaurantes registran su mejor semana del otoño.
Una fiesta con personalidad propia
Aunque los Moros y Cristianos se celebran en decenas de municipios de la Comunitat Valenciana, Calp ha conseguido diferenciarsepor la combinación de su historia, su escenario natural y la fuerza de su identidad local.
Las fiestas tienen un calendario intenso que arranca con el Pregóny la Entrada de Bandas, donde la música festera inunda las calles del casco antiguo.
Los actos siguen con la Entrada Mora y Cristiana, un desfile majestuoso que recorre la avenida Gabriel Miró entre trajes bordados, boatos, caballos, luces y música. Miles de espectadores locales y turistas se agrupan en las aceras, balcones y terrazas para disfrutar de uno de los desfiles más espectaculares de la Marina Alta.
Después llega el esperado Desembarco, en la playa del Arenal-Bol, donde al amanecer los festeros recrean la llegada de las tropas moras por mar, entre disparos de arcabuces y olor a pólvora.
Pero si hay un acto que distingue a Calp del resto, ese es El Miracle, una representación teatral que conmemora el milagro que salvó la villa del ataque barbaresco de 1744.
El acto, que se celebra en la Plaza Mayor, reúne a más de 1.000 personasy es considerado uno de los momentos más emocionantes de las fiestas.

Turismo, cultura y economía local
Las fiestas de Moros y Cristianos se han convertido en un motor económico y turístico clave para Calp. Según datos del área de Turismo, la ocupación media durante los días festivos ha aumentado más de 25 puntos respecto a la media del mes, alcanzando picos del 95% en los hoteles y del 90% en los apartamentos turísticos.
Además, la restauración local experimenta un aumento del consumo de hasta un 40%, especialmente durante la Entrada y el Miracle. Los comercios, bares y terrazas del casco antiguo viven jornadas intensas, en un ambiente donde la música, los pasacalles y la convivencia festera atraen tanto a familias como a grupos de amigos de otras provincias.
El impacto económico se traduce también en visibilidad: cada año, medios de comunicación cubren los actos centrales, consolidando a Calp como un referente del turismo cultural y festero de la Costa Blanca.

Visitantes de toda España y más allá
Durante la última edición, el municipio registró una afluencia masiva de turistas procedentes de Madrid, Castilla-La Mancha, Aragón, Murcia y Cataluña, además de visitantes internacionales del Reino Unido, Bélgica y Francia.
Muchos de ellos repiten año tras año, atraídos por la autenticidad de la fiesta y el ambiente familiar que la envuelve.
Los hoteles cercanos al centro y las zonas costeras amplían su oferta de actividades y experiencias durante la semana festera.
Calp se presenta así no solo como un destino de sol y playa, sino como una ciudad que ofrece cultura, tradición y emoción fuera de la temporada estival.

El Miracle, alma y orgullo de Calp
Entre pólvora y aplausos, El Miracle sigue siendo el acto más simbólico de las fiestas. Representa el suceso de 1744, cuando el pueblo fue salvado del ataque de siete galeotas barbarescas gracias a la intervención del Cristo de la Suor.
La puesta en escena, en la Plaza Mayor, es tan sencilla como sobrecogedora: luces, arcabuces y cientos de voces que gritan al unísono “Foc en Ifac!”.
Este acto no solo emociona a los calpinos, sino que sorprende a los visitantes, que descubren una tradición con base histórica y carga espiritual.
Es el momento en que la fiesta trasciende el espectáculo y se convierte en memoria viva, en orgullo de pueblo.

Una cita que ya es referente nacional
El éxito de los Moros y Cristianos de Calp no se explica solo por su belleza o su historia, sino por la pasión de quienes la hacen posible: las más de 20 filaes, los músicos, los técnicos, los vecinos y las familias que trabajan durante meses para que cada acto brille.
Esa entrega colectiva ha hecho que la fiesta haya ganado repercusión nacional, como una de las celebraciones más auténticas del Mediterráneo español.
La proyección de Calp como destino festivo complementa su liderazgo en turismo de calidad, consolidando un modelo que combina patrimonio, sostenibilidad y emoción.
Calp, donde la historia se celebra mirando al mar
Cada octubre, la imagen del Peñón de Ifach se funde con la pólvora y los estandartes, mientras la música de las bandas acompaña el paso de moros y cristianos.
Los visitantes llenan hoteles, terrazas y balcones, pero también se llevan algo más que recuerdos o fotografías: se llevan la emoción de un pueblo que sabe celebrar su historia.
Porque en Calp, las fiestas de Moros y Cristianos no son solo un acontecimiento turístico, son una experiencia colectiva, un escaparate cultural y un motivo de orgullo que une pasado, presente y futuro bajo el mismo cielo mediterráneo.
