jueves. 28.03.2024
1 Pepe Osuna
1 Pepe Osuna

El maestro Pepe Osuna nació en Molinicos, en la serranía de Albacete, pero está afincado en la costa gaditana, disfrutando de una bien ganada jubilación junto a su gentil esposa. Le apasiona el golf y lo practica con asiduidad. También es aficionado al crocket (no confundir con el cricket), que tiene ocasión de ejercitarlo en un campo anejo al de golf. Es curioso: el torero Joselito El Gallo también practicaba el crocket, como alguna fotografía que anda por ahí puede demostrar.

Lo visitamos en su residencia de Costa Ballena y vemos que acaba de hacerse el paseo diario de nueve o diez kilómetros. Compartimos mesa y mantel; le advierto: “Maestro, está dejando en el plato más de la mitad del entrecot”. Contesta: “No quiero más; me estoy preparando para reaparecer”. Olé el arte: el que es torero lo es para siempre.

2 Pepe Osuna en Cádiz

¿Cómo fue el contacto con la provincia de Cádiz para decidir pasar aquí habitualmente más de medio año?

Vino mi hijo a El Puerto y vio el ambiente que había por aquí. Nos pusimos enseguida a buscar una vivienda y la compramos en el año 2005. Estamos muy a gusto porque es un lugar muy adecuado para vivir la jubilación.

Recorramos su vida. Siendo muy joven se traslada a Albacete

Nací el 27 de febrero de 1937 y a los cinco años me trasladé de mi pueblo a Albacete, con la familia, en la calle Padre Romano, número 5. En esa casa vivíamos seis familias. Para ir al cuarto de baño, en el patio, teníamos que pedir hora. Trabajé con diez años, repartiendo periódicos y en verano ayudaba en las cosechas a los segadores; luego pasé a la lonja de frutas, por veinticinco pesetas que me daban los García al mes, durante cinco años.

¿Cómo fueron sus comienzos taurinos?

Yo no tenía antecedentes taurinos en la familia pero me aficioné siendo niño, cuando tenía trece años, en la época del "empuje" a la Fiesta de mis paisanos Montero y Pedrés. Primero empecé de torerillo por los pueblos. La primera vez que me tiré en una capea a torear una vaca fue en Pozuelo; me acordé de Montero y de Pedrés y me dije: “Si ellos lo hacen, lo puedo hacer yo también”. El alcalde me dio veinte pesetas y los mozos pasaron la manta y recogieron para mí otras veintidós. Por entonces me fui a Valencia a ver la alternativa de Chicuelo II y me emocionó muchísimo; su escuela es la que tengo yo.

Los torerillos tenían que esperar a que torearan los capas y luego éstos dejaban a algún chiquillo. Fui por todos los pueblos de Albacete y parte de Cuenca. En Ayna tuve mi primera cogida; allí Samuel Flores me invitó a un tentadero en su finca. En Belmonte le robaron al cura la caja fuerte de la iglesia y la Guardia Civil nos cogió a mí y a otro y nos hicieron los papeles para mandarnos a un reformatorio en Madrid. A los tres días nos dijeron que habían encontrado al ladrón, un tío que iba en una moto a Quintanar de la Orden.

En Ayna pasé de torerillo a maletilla y mi padrino fue Pepe Pisol. En 1954 participé, sólo una vez, en un espectáculo cómico taurino-musical, Alegrías de España, en Albacete, anunciado como el Niño de la Lonja; las calzonas me las regaló Chicuelo y la camisa, Juan Montero. Maté un novillo y corté una oreja.

Y se vino a Cádiz…

Yo era ya capa y me fui con otro por Salamanca, pero no había forma de torear en los tentaderos. Volví desilusionado a Albacete en primavera  y decidí ir la siguiente invernada a la Ruta del Toro. Me embarqué con 25 pesetas en el bolsillo y una bicicleta en el tren para Algeciras y de ahí me fui a Tarifa, donde pedí ayuda al párroco de la iglesia, don Gregorio. Me mandó a la ermita de la Virgen de la Luz, donde me acogió Joaquín, el sacristán. Le ayudaba en todo, en organizar la misa, vender las estampas y recuerdos de la ermita. Don Gregorio habló con el encargado del matadero para que me dejaran ir a apuntillar las reses; venía mucho ganado y me dejaban torear el ganado bravo en un corral.

Así estuve cuatro años de maletilla durante los inviernos. En los cortijos nos daban de comer y a veces nos dejaban dormir. Me hice amigo de Emilio Oliva, Curro Montenegro, Ricardo de Fabra y Andrés Vázquez. Empecé a ir a Los Derramaderos, donde conocí a los hermanos Ordóñez y a los hijos de los Núñez; allí estaba como uno más, ayudando en la casa. Don Caros Núñez me puso de mozo de espadas con Antonio Ordóñez para todos los tentaderos; iba en su coche y para mí era un lujo. Él me puso el nombre de Chicuelo XXXVIII.

¿Cómo fue su etapa de novillero sin caballos?

En 1955 empecé a torear los festivales. En 1956 ya toreé como novillero sin caballos en Alcalá de Júcar y, ese mismo año, en Facinas (en la provincia de Cádiz), donde me ayudó Luis Escribano, tratante de ganado y hermano de Manuel, que estaba de juez en Albacete. Es el abuelo del actual Manuel Escribano que está toreando y con él llegué a un acuerdo de apoderamiento. Me pagaría todos los gastos y, por cada novillo matado, cien pesetas, que pasarían a tres mil quinientas cuando fuera con caballos y quince mil cuando me hiciera matador de toros.

Ese año me hizo siete novilladas sin caballos y el festival del Club Taurino de Albacete. Alternaba las novilladas sin caballos de la mano de Manuel Escribano con los tentaderos en la Ruta del Toro durante el invierno. Chicuelo II me regaló su capote y su muleta cuando se retiró. El 10 de febrero de 1958 toreé en Tarifa una novillada con ganado de Manuel Álvarez; le brindé a Antonio Ordóñez y corté el rabo.

Llegó la etapa de novillero con caballos

El 23 de marzo de 1958 tuvo lugar el debut con los del castoreño en Vistalegre (Carabanchel), lidiando novillos de José de la Cova, junto a Antonio Méndez y Luis Alfonso Garcés. Corté dos orejas y salí a hombros. Repetí cuatro tardes más (el 30 de marzo, el 6, el 13 y el 20 de abril), cortando en total seis orejas. Ese año lo terminé con siete novilladas sin caballos y veintiocho con caballos; entonces me despedí de mi trabajo en la lonja y le compré una casa a mi madre. El 12 de septiembre de 1959, en Albacete, entré a matar con un pañuelo y me dieron las dos orejas pero no he vuelto a repetirlo. Ese año vestí de luces en treinta y seis tardes, una de ellas en Barcelona, donde, alternando con Paco Camino, salí a hombros; a mitad de temporada cambié de apoderado y me fui con Enrique Callejas, con el que he estado once años.

¿Cómo se sintió en la presentación en Las Ventas?

Me presenté en Las Ventas el 29 de junio de 1960. Ya llevaba veintiuna novilladas de la temporada. Toreé novillos de María Cruz Gomendio, junto a Curro Puya y Martín Sánchez Pinto. Fue maravilloso.

En Madrid te carga mucho la responsabilidad pero miras al público y dices algo así como “gracias por ser como eres”. Si al toro le das su sitio, no le haces cosas feas y luego al matar lo sacas un poco de su querencia puedes solventar; de esa manera, corté una oreja en el novillo que brindé a Nicanor Villalta; el me lo agradeció regalándome el estoque de Mazzantini, el cual lo he usado la mayor parte de las veces.

5 Pepe Osuna con Rafael de PaulaPepe Osuna con Rafael de Paula

Luego me salieron allí dos novilladas más; la segunda la toreé el 3 de julio con Rafael de Paula y Antonio Jesús, ante novillos de Cobaleda y uno de Jaral de la Mira. Me ofrecieron la alternativa en el Pilar de Zaragoza pero al final se frustró porque Paco Camino pidió torear esa corrida. Cerré ese año con treinta y cinco actuaciones.

Prolongó la etapa novilleril

El año 1961 en Valencia corté dos orejas y en Barcelona otras dos. Me ofrecieron tomar la alternativa en Gijón y dije que no porque exigía que la empresa me garantizara dos o tres corridas más. También me la ofrecieron para San Sebastián y luego para Albacete. Ese año tuve veinticuatro contratos. La temporada de 1962, tras torear doce festejos, se preparó mi alternativa por fin, después de haber hecho en total 249 novilladas con caballos y haber ganado bastante dinero.

Viaja a Méjico. ¿Qué tal resultó este viaje?

En 1962 me marché a Méjico, con dos corridas contratadas por bastantes dólares. El 10 de junio tomé la alternativa en Tijuana, con Andrés Blanco en presencia de Eliseo Gómez “El Charro” y el rejoneador Gastón Santos; el toro de la ceremonia fue “Pepe-Hillo”, de la ganadería de Golondrinas. Corté dos orejas y la siguiente tarde, cuatro orejas, dos rabos y una pata. La prensa hablaba de “Pepe Osuna, el torero español que se juega la vida sin red”. Después me salieron dos tardes más, en Ciudad Juárez y en Aguascalientes. He ido cuatro años a Méjico. No fui a otros países americanos, porque no había dinero como sí lo había en Méjico.

En Barcelona volvió a tomar la alternativa ¿Cómo la recuerda?

Fue preciosa. La fecha, el 20 de agosto. El padrino fue Paco Muñoz, con dos testigos, el portugués José Julio y Rafael Chacarte. Corté una orejas a un toro, colorado de casi seiscientos kilos, de Matías Bernardo, de Salamanca. Ahí ya empecé a torear: veintiuna corridas en España, una en Portugal y tres en Francia. Enrique Calleja llevaba también a Chicuelo II y propuso que él me confirmara pero le dije que no por mis exigencias económicas. En 1963 gané 1.125.000 pesetas. La temporada de 1964 la terminé con veinticuatro corridas.

3 Torero de valor

Llegó la confirmación en Madrid.

Fue el 8 de agosto de 1965, con Antoñete y, de testigo, Jesús Delgadillo “El Estudiante”, ante toros de Félix Cameno. La víspera toreé un festival en Valladolid donde participaba Antoñete y en el callejón le dije: “Maestro, mañana confirmo con usted en Madrid y le voy a pegar un repaso”.

6 Pepe Osuna en MadridPepe Osuna en Madrid

En la ceremonia me dijo: “Si toreas como me estás hablando le cortarás las orejas a los toros”; ese día corté una oreja. Ese año toreé diecinueve tardes y conocí a la que sería la mujer de mi vida.

Vinieron corridas duras

A partir de 1966 las corridas anuales rondaban la decena. El 18 de agosto de 1968 Victorino Martín debutó en Madrid entre una gran expectación, pues había ofrecido gratis los toros si los toreaban las figuras. Los acartelados finalmente fuimos yo, El Paquiro, que resultó herido, y Adolfo Rojas. El único victorino manso fue el mío, el cuarto, que parecía que no veía bien. Fue la única corrida de Victorino Martín que toreé.

De Miura toreé cinco corridas y una novillada; de Pablo Romero, cuatro; de Concha y Sierra, tres; de Isaías y Tulio Vázquez, otras tres y de Clemente Tassara, otras dos o tres. Nunca me han tocado un aviso. Yo podía con todo. Siempre he destacado por el valor pero exigía cobrar; prefería torear veinte corridas y cobrar antes que sesenta sin ganar un duro.

Ha toreado en Es­paña, Méjico, Francia, Portugal y Mozambique. ¿Cómo fue lo de Mozambique?

Toreé en Francia (en Nimes, en Dax). En 1969, en Portugal intervine en Campo Pequenho; en esa ocasión me surgió la posibilidad de ir a torear en Mozambique junto a José Julio y otro portugués, con un contrato de cuatro corridas, desde el 20 de agosto al 7 de septiembre. Era en la capital, una plaza con catorce mil asientos. Tuve una cogida en la última. Al volver me traje el dinero en billetes bajo la ropa.

¿Cuándo llegó el momento de retirarse?

Me retiré en 1970, con una última corrida que hice en Albacete con Manolo Amador y Palmeño. En total fueron 237 corridas. Hice mi tauromaquia aprendiendo de Rafael Ortega, Ordóñez, Antoñete, Pedrés, Chicuelo II y Antonio Bienvenida, a los que le doy las gracias. He tenido dieciséis cornadas, de ellas dos muy fuertes; una la recibí siendo capa en un pueblo de Albacete y la otra, en Haro. Aquí había cortado dos orejas al primero y me dieron el trofeo al triunfador.

7 Pepe Osuna y su esposaPepe Osuna y su esposa

¿La retirada fue un adiós definitivo a los ruedos?

No. Tras retirarme seguía toreando en festivales, la mayoría en Albacete, aunque también en otros lugares de la geografía española (Zaragoza, Logroño, Tarancón…); en total fueron treinta y nueve. Además me llamaban mucho para los tentaderos en el campo; en uno de ellos le di la “alternativa” a Adolfo Suárez hijo.

Ha tenido su faceta en los negocios.

Empecé el negocio de la construcción en 1966, cuando volví de América. Estaba toreando y a la vez estaba comprando y construyendo. En el negocio de la hostelería me metí en una cafetería, pero me exigía mucha atención y nunca faltaban los problemas; como no rendía mucho lo dejé. Lo mismo me pasó con una granja de conejos que tuve y con una plantación de dos mil naranjos. Si en un negocio no lo veía claro lo dejaba enseguida.

¿Ha tenido reconocimientos?

En Molinicos me hicieron un homenaje; allí me quieren mucho pero no tengo familia cercana, desde que murió mi tía Dolores. En Albacete he tenido actos de reconocimientos en todas las peñas (los abonados, El Callejón del Gato, Los Sabios del Toreo…).

8  Último cartelÚltimo cartel

En el Museo Municipal de Albacete, con motivo de la feria, hubo un encuentro con los aficionados, guiado por Manolo Molés, y resultó muy bonito. También me hicieron un reconocimiento en Hellín. En Albacete todos los años forma parte del jurado en la feria taurina de los Llanos. Aquí en Cádiz, también tuve un reconocimiento en la Peña-Museo José Luis Galloso.

¿Le han tentado para algún apoderamiento?

Me ofrecieron ser concejal para llevar los asuntos taurinos pero no acepté. También algunos amigos me propusieron apoderar a chavales pero tampoco quise. Sólo acepté dirigir la escuela de Albacete los dos primeros años, mientras se ponía en marcha.

¿Cómo relaciona su estancia actual en Cádiz con las estancias del pasado?

En Cádiz me siento reconocido. Es mi cuarta etapa de torero. Me llaman y me invitan a diferentes sitios y voy encantado. Me veo con muchos que conocí en mis primeros tiempos en Cádiz. En Tarifa, en Alcalá de los Gazules…, cuando voy tengo ocasión de saludar a viejos amigos. En 2009, en Alcalá el Ayuntamiento organizó un homenaje a los maletillas y nos reunimos con Andrés Vázquez, Montenegro, Oliva… Nos prepararon una capea y nos dieron un trofeo.

4 Jugando al golfJugando al golf

¿Sigue la actualidad taurina?

Sí. Estoy totalmente al día. A la Fiesta la veo bien. A las figuras les pediría que alternen con los modestos y con otros toreros que no tienen tantas oportunidades. No puede ser que David Galván, con la calidad que tiene, no reciba las oportunidades que merece mientras otros, con treinta años de profesión, siguen ocupando puestos, yendo incluso a los pueblos.

En mi época no era así, sino que las figuras alternaban con los de segunda fila. Por otro lado, a los antitaurinos no los considero un peligro, porque la Fiesta tiene fuerza para seguir siempre adelante.

9 Pepe Osuna y  Marciano BreñaPepe Osuna y  Marciano Breña

Con estas palabras optimistas terminamos esta charla con el maestro Pepe Osuna, al que le deseamos siga por muchos años disfrutando del sol y del mar en la costa gaditana, siempre al lado de su esposa.

Pepe Osuna: “Las figuras deben alternar con toreros modestos”