viernes. 26.04.2024
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Los hermanamientos de Chiclana con El Astillero y Béziers cumplen 25 años

El acto institucional se desarrollará a las doce y media de la mañana del viernes, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento

Hace ahora 25 años, Chiclana rubricó el hermanamiento con dos ciudades. Una cántabra, El Astillero, y otra francesa, Béziers. Desde entonces, muchos han sido los viajes realizados y las amistades creadas, que han servido para crear vínculos que perduran a día de hoy. Decía Alberto Moravia que la amistad es más rara y difícil que el amor y que por ello hay que salvarla, cuidarla y mimarla para no perderla. Quizás las palabras de este magnífico escritor italiano posean mucha razón al respecto y que no se deba dejar que las telerañas del calendario manden al olvido aquello que fue hermoso y sincero y aun puede seguir siéndolo.

En Chiclana, se puede presumir de buenas y perdurables amistades, muchas, además, que a veces llegan a tanta comunión y a tanta complicidad, que convierten, como por arte de magia, al buen amigo en un hermano por siempre. Prueba de ello son los vínculos humanos y culturales, valores básicos para la formación de una persona y de un pueblo, con dos ciudades tan iguales a la nuestra como distintas y lejanas: Béziers y El Astillero.

Mucho ha pasado desde que se iniciaron los contactos con estas dos poblaciones a través de unos casuales, pero auténticos, hermanamientos allá por el año 1993. Mucho ha transcurrido desde que se decidiera compartir la cultura, la industria, el folclore y hasta los hijos, que tuvieron la suerte de disfrutar de los siempre enriquecedores intercambios escolares. Viajes de ida y vuelta donde prima lo social y lo humano, el valor de apreciar al diferente, al otro y de ofrecer en una actitud generosa, la casa de uno a ese nuevo amigo-hermano tan diferente y tan igual. Y es que en el fondo todos son conscientes de que los amigos aportan muchísimo, no sólo por lo que puedan ofrecer, que no es poco, sino por lo que hacen descubrir de uno mismo. Esto es lo más valioso y bello, lo que hace que todo esto merezca la pena.

Béziers es la hermana francesa, sureña, marítima, vinícola y hasta taurina con esas muestras de admiración y cariño a la familia Oliva. Desde el primer momento, niños y jóvenes chiclaneros viajaron a Francia para, con el pretexto del conocimiento del idioma, formarse como personas, que al fin y al cabo es lo más importante y lo que permanece con el tiempo. Y prueba del éxito es que año tras año se repitieron los intercambios entre escolares, convirtiéndose en un nexo común de una generación entera de chiclaneros que emulando a los viajeros británicos del Grand Tour, reconocieron la importancia del viaje formativo y el contacto con la cultura y el arte de otros lugares.

El intercambio entre jóvenes también formó parte de las actividades de hermanamiento con El Astillero, Cantabria. Esta vez, sin pretensiones académicas e idiomáticas, ambas locales se hermanaron como nunca y para siempre. Compartieron la Feria de San Antonio con sus Fiestas de San José, el carnaval invadió sus calles a modo de charangas y chirigotas, exposiciones en ambas orillas mostraron al otro lo mejor de uno y los niños andaluces se unieron a los cántabros en una comunión norte-sur como nunca antes había ocurrido. Hermanamiento hermoso que ha sobrepasado las fronteras de la colectividad del municipio para llegar de forma directa a las personas, y es que muchas de ellas mantienen aun lazos con sus hermanos cántabros.

Pasado los años y en esta época de Feria, el Ayuntamiento de Chiclana rinde un homenaje para agradecerles todos los valores, inmateriales, pero tangibles y sólidos, que han dado sólo a cambio de la amistad. Gracias por toda esa generosidad sincera.

Los hermanamientos de Chiclana con El Astillero y Béziers cumplen 25 años