viernes. 26.04.2024

Un reencuentro de otro planeta

Crónica (marciana) del último programa de Bertín Osborne

En Marbella. Lejos del mundanal ruido. En un casoplón. En un chalet por todo lo alto. Un pequeño edén innominado. El programa de Bertín Osborne ‘Mi casa es la vuestra’ de nuevo liderando las audiencias. La noche de los viernes ya no pertenecen exclusivamente a Antena 3. Bertín ha regresado por sus fueros. Y no a solas…

Trece años es un periodo considerable. Trece años es, quizá, demasiado tiempo. Trece años después Bertín Osborne ha unido y reunido a toda la plana mayor de ‘Crónicas marcianas’. Un reencuentro de otro planeta. Con risas, anecdotarios por doquier y alguna que otra lágrima derramada. Por ejemplo la de Boris Izaguirre.

El programa comienza con un intento de ligoteo. Pocholo sigue cortejando a Mariló Montero. Desayunan juntos casi a ras de piscina. Hablan de la mochila y del sexo vertical. Pocholo quiere leerle los pies a Mariló. La periodista se presta. La charla de Pocholo es cuanto menos surrealista. Dibuja trazos picassianos en la planta del pie de la fémina. “Tienes los pies bonitos, ¿no?”, pregunta él. “Sí, mi padre me decía que tengo los pies de enciclopedia”, aclara ella.

Boris y Carlos Latre son los primeros en llegar. Lo hacen en el coche del segundo. Se establece entonces dos entrevistas en paralelo. Bertín entrevista a Latre en el jardín y Mariló a Boris en el salón interior. Dice Latre: “Yo, de chico, era muy malo. Me hice humorista por lo cabrón que era de pequeño. Había gente que me quería matar. Me hice humorista porque tenía la necesidad de agradar. La necesidad de aprobación me ha perseguido durante el resto de mi vida”

El humorista continúa afirmando que “a los 17 años tenía que hacer voces para incluso no imitarme a mí. Tengo una pequeña anomalía en la voz, que me ha beneficiado: tengo más graves y más agudos de lo normal, pero porque los he trabajado”. Boris : “Cuando he escrito todo lo que he escrito, me he sentido más maduro”.

Paz Padilla es la tercera en pisar la casa de Bertín. Poco después lo haría Javier Sardá. Padilla se dirige al histórico director de ‘Crónicas marcianas’: “Tú me cambiaste la vida profesionalmente. Yo venía de contar chistes”. Paz no negó que Javier confió en su talento desde el primer momento y que ella se dejó llevar a ciegas.

La velada concluyó recordando los mejores momentos de Crónicas. En gran pantalla y con palomitas de por medio. Estaban todos congregados para la ocasión. Las risas crecieron sucesivas. Los invitados estaban concentrados en la misma causa. A excepción de Pocholo, que persistía erre que erre ejerciendo de don Juan. ¿Quién la sigue, la consigue?

Un reencuentro de otro planeta