viernes. 26.04.2024

Al encuentro de la Reina del Carmelo sin Levante

Atípico 16 de julio en el que el pueblo de Cádiz volvió a arropar a una de sus grandes devociones

Un 16 de julio atípico, muy atípico. Si se busca en internet cualquier crónica del año anterior de la procesión de alabanza de la Virgen del Carmen, lo más recomendable es utilizar como palabra clave Levante. Y es que el viento castizo es un acompañamiento casi obligado en esta jornada con tantas connotaciones marineras y de gloria.

Sin embargo, en este julio extraño y salpicado de eventos cofrades, uno de los visitantes más ilustres de la Tacita faltó a su cita. Fue como si quisiera redondear ese séptimo mes del año inusual en emblemática parroquia de la Alameda gaditana.

Y es que, tradicionalmente también, sus puertas se abren por primera vez y última vez el 16 de julio. Pero en este 2018 ya hubo actividad cofrades para el recuerdo en el templo carmelitano el pasado 7 de julio, ya que la iglesia sirvió de punto de partida para las imágenes de Jesús del Prendimiento de Cádiz y Nuestro Padre Jesús del Amor de Chiclana.

Poco después de las ocho de la tarde, un olor a incienso único e irrepetible anunciaba que la Reina del Carmelo volvía a encontrarse con su devotos. Delante de ella, una nutrida representación con hermanos cuidadosamente ataviados para la ocasión. Gente de todas la edades, desde los más mayores hasta esos entrañables imberbes que, una vez más, concentraban gran parte de las miradas.

En la presidencia, el hermano mayor, José Francisco Trigo, junto al presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, Juan Carlos Jurado, y el delegado diocesano para las Hermandades y Cofradías, Juan Enrique Sánchez.

Reina del Mar y casi patrona de los capataces. Y es que al margen del poseedor del martillo, Ruiz Gené, cuenta entre sus cargadores con Joaquín Cortés, Paco Álvarez, Juan José Muñoz, José David Martín Santana o Luis Rodríguez, entre otros.

Y un año más y eso sí que no cambia afortunadamente, el gentío. En cualquier rincón del recorrido se agolpaban gran cantidad de fieles que, entre la admiración y los vítores, bendecían el paso de una Señora, que presentaba pequeñas novedades y estrenos para seguir engrandeciendo su patrimonio.

Con la novedad del tránsito por las calles Zaragoza y Cervantes, la inmejorable talla de Jacinto Pimentel se perdía camino de la calle Bendición de Dios para, poco después de la medianoche, recogerse en su casa a la espera de los actos conmemorativos con motivo del aniversario de su coronación canónica que se recuerda cada 22 de julio.

El séptimo mes del año toca casi a clausura en lo que a culto externo se refiere. No se podrán quejar los cofrades de un período en el que lo extraordinario se ha mezclado con lo habitual. Llega el tiempo de los balances y de pensar en un nuevo curso cofrade que, a la vista de los precedentes, a buen seguro llegará cargado de sorpresas.

Al encuentro de la Reina del Carmelo sin Levante