Plaza de toros de Arcos de la Frontera (Cádiz), 29 de septiembre de 2024. Corrida de toros organizada por Empresa Curro Escarcena SL, correspondiente a la Feria de San Miguel, patrón local. Tarde de cielo azul y temperatura agradable. Entrada de lleno. Preside Miguel Rodríguez, alcalde. Ameniza la Banda Municipal de Música, dirigida por Desiderio Corrales.
Se lidian seis toros de Las Monjas (hierro de origen Jandilla que pasta en Lora del Rio, Sevilla), de presentación correcta en general y con comportamiento bravo en los caballos; el juego se reparte entre tres problemáticos y tres buenos. En el arrastre, el sexto recibe vuelta en el arrastre.
- David Fandila El Fandi, media estocada que basta; una oreja. Entera contraria y dos golpes de descabello tras aviso; dos orejas.
- Octavio Chacón, honda algo contraria y descabello; una oreja. Honda arriba y dos golpes de descabello tras aviso; dos orejas y rabo.
- David de Miranda, entera desprendida y tendida; una oreja. Pinchazo y entera desprendida; dos orejas y rabo.
Incidencias: Al término del paseíllo suena el Himno Nacional en versión más breve. Entre los picadores, destacan las actuaciones del primero de Chacón y de Rafael Carbonell (de la cuadrilla de Miranda) en el sexto toro. Entre los banderilleros, las de Fernando Sánchez y Cándido Ruiz (de la cuadrilla de Miranda), en el sexto. Los tres matadores salen a hombros.
Comentario
San Miguel (“¡Quién como Dios!”) es una fecha torera y hay por la geografía varias ferias de San Miguel. La de Arcos de la Frontera es una de ellas y la manera obligada de celebrarla es con una corrida de toros. Al fin y al cabo, la Batalla de los Ángeles fue algo así como una corrida de toros, en la que los buenos, buenos y luminosos, vencen y son elevados a la Gloria en tanto que los malos, malos y negros, quedan para el arrastre. El toro negro es una representación del mal mientras que el torero se viste de luces y puede subir a la Gloria en esa elevación que es la salida a hombros.
Un cartel atractivo es lo que se nos presenta en la localidad que está a las puertas de la serranía gaditana. El Fandi atrae a un público especial pero numeroso. Chacón es de la zona y acudirán paisanos y conocidos. Miranda es un valor en alza y, después de una etapa larga de dureza, se nos presenta ahora (más en esta temporada de 2024) como un activo valioso para cualquier cartel.
El Fandi
El Fandi, de azul y azabache, en su primero, enmorrillado pero lavadito, abre función de rodillas con larga cambiada junto a tablas y sigue con verónicas bien voladas pero es desarmado, aunque recupera y se va a los medios para media. Lo lleva por chicuelinas y revolera al caballo, donde se encela mientras recibe puya bien dosificada; el quite va por navarras y serpentina, algo vistoso y no muy visto últimamente. Parea el maestro, con dos cuarteos (en el primero clava a toro muy pasado) y un violín con colocación trasera.
Brinda al público e inicia faena de rodillas por alto y luego de pie. El animal tiene la embestida violenta y después de una tanda en redondo pasamos a una fase en que el granadino no controla. Molinetes, cambios de manos, trapazos y zapatillazos, con desplante de rodillas extemporáneo, no consiguen tapar (más bien, manifiestan) la incapacidad para afrontar la embestida descompuesta del bicho. Sin embargo, el público de la portátil iba a lo suyo y llegó a pedir (sin éxito, claro) la segunda oreja.
El segundo de El Fandi
A su segundo, bien presentado, lo recibe en tablas con una serie de verónicas, iniciada con una genuflexa y terminada con una revolera. En el caballo hay buena pelea y puya trasera; el quite, por chicuelinas y revolera, resulta aplaudido. Banderillea otra vez el maestro, como era de esperar; pone cuatro pares: dos cuarteos pasadísimos, un par por los adentros y un violín.
Empieza, con la muleta, por alto y por doblones, con molinete y dos de pecho, mientras el toro muestra que va bien; en los medios, traza con la izquierda tanda ligada y pasa a la derecha para tres, ante un adversario magnífico mientras los aplausos salen repetidamente. Otra vez con la izquierda y otra vez con la derecha ante un buen toro que permite la ligazón; en la fase final hay molinetes de rodillas y dos de pecho con desplante, también de rodillas, mientras el animal proclama que no ha podido ser más noble. El presidente debió haber sacado el pañuelo azul.
Octavio Chacón
Octavio Chacón, de marino y oro, en su primero, negro listón y bonito, saluda en tablas con verónicas de mano baja, chicuelinas y revolera. En el caballo mete los riñones y se duerme ante puya buena, sonando aplausos para los dos; luego hay palmas al picador mientras se va. Las banderillas son pasables. Brinda al público y empieza por alto pero al tercer o cuarto pase es desarmado; sigue una tanda de ayudados, sin asiento, a la defensiva. Después de unos pases descompuestos por la izquierda, al pasar de nuevo a diestra es desarmado otra vez.
A zurda de nuevo, tras pocos pases es nuevamente desarmado; sigue insistiendo y se entretiene en un carrusel de martinetes. Continúa con la izquierda por alto, con un desplante que no viene a cuento. Al pasear la oreja saca a su hijo, costumbre inveterada en el torero de Prado del Rey; este detalle es pasable pero lo que no es pasable es que un profesional de tantos años ya se dedique a firmar autógrafos durante la vuelta al ruedo.
El segundo de Chacón
En su segundo, gacho y corniapretado, hay, como saludo en tablas, verónicas de buen trazo pero es derribado por zancadilla y desarmado. Acude rápido al caballo, donde pelea codicioso, para puya trasera y mala, hasta acabar derribando, pero, al salir, el toro cae. Hay dos buenos pares de rehiletes. Brinda al público de nuevo y arranca con tanda breve pero ligada y remata mirando al tendido, a la que sigue otra donde el toro va bien.
Con la izquierda sale otra buena pero al rematar el toro va a suelo. De nuevo a diestra hay ligazón pero acorta los pases y vuelve a mirar al tendido al rematar. De nuevo con la zurda, le hace un poco de todo y a diestra llega el toreo de cercanías, con desplante de rodillas. Cuando inicia unos pases por alto suena un fandango (de Rafael Borrego) en el tendido y finalmente vemos manoletinas. Vuelve a firmar autógrafos en la vuelta con los trofeos.
David de Miranda
David de Miranda, de azul y oro, a su primero, bonito aunque algo acapachado, lo saluda con bonita tanda de delantales avanzando más media y revolera. En el caballo mete los riñones y recibe puya fuerte con salida tapada. En palos, Pereira es levantado del suelo sin consecuencias y Fernando Sánchez no se luce como suele; la brega es deficiente.
Inicia sacándolo por la cara de tablas a medios. Con la izquierda, ya mismo, arranca tanda ligada y uno bueno de pecho. Cambia varias veces de mano en tandas unas veces apresuradas, otras a media altura con enganchones, hasta que, finalmente a diestra, extrae dos algo más en regla hasta que, por el pitón izquierdo, el bicho decide acortar el viaje.
El segundo de Miranda
En su segundo, colorado y de menor presencia que los anteriores, da un buen recibo avanzando de tablas a medios, con verónicas mecidas, media y larga natural. El toro arranca veloz al caballo y mete los riñones de verdad, como no es común ver, para puya correcta; hay aplausos en el tercio de varas, que resulta bueno especialmente por el toro. Sánchez y Ruiz se lucen en dos pares. Brinda al público y comienza con buenos doblones avanzando, pase profundo y uno bueno de pecho.
Con esto más de uno ya se iría contento para su casa. Suena un fandango (otro) mientras se desarrolla una tanda ligada, como ligadas son las dos siguientes. El toro va a pedir de boca. Con la izquierda, con la derecha y otra vez con la izquierda, David se hincha a torear a placer ante un toro noble y entre aplausos que van y vienen. Luego acorta distancias y va al arrimón, con el público en pie. Termina con manoletinas, de perfil pero ceñidas.
Epílogo
Recapitulamos. Hemos visto tres toros bravísimos, que justifican suficientemente a su criador, y, por otro lado, han sobrado los rabos y alguna que otra oreja. Los tres toreros a hombros siempre es una imagen esperanzadora y aquí ha resultado una buena rúbrica final para una tarde entretenida. Estamos en feria y toca, a continuación, pasear entre las casetas aledañas para cenar, comentar con los amigos y el que quiera bailar que baile.