viernes. 26.04.2024
Antonio Banderas - Andalucía
Antonio Banderas - Andalucía

Ya es bien conocida la elección de Antonio Banderas para promocionar a bombo y platillo las excelencias -turísticas y de toda índole- de nuestra Andalucía. Ha sido una elección la mar de acertada.  Aquí no cabe ninguna componenda. Es un actor malagueño de renombre internacional. Y puede ejercer -y de hecho ya ejerce- como un potente embajador de la tierra verde y blanca.

Ahora bien: cabría preguntarse qué Andalucía es la que debe promocionar Antonio Banderas. ¿Habrá recibido alguna consigna? ¿Le habrán puesto algún específico guión encima de la mesa? ¿Qué espíritu andaluz es el que debe transmitir? Porque hay tantas Andalucías como prismas según el ojo que mira. ¿Qué ideario andaluz es el que debe primar en esta promoción de puertas abiertas?

En función de él mismo

Lo ideal en este caso es que Banderas promocione su región en función de él mismo. Porque él ama con todas sus tripas la tierra natal. La ha recorrido de pe a pa por razones profesionales, también familiares, y por descontado por motivaciones personales. Conoce “una jartá” la idiosincrasia de lo andaluz. Entre la exaltación y la identidad.

Es cierto que Andalucía como destino ha de venderse de un modo claramente identitario. Sin caer en chovinismos y menos aún en los topicazos. En los tópicos como sambenitos de pandereta. Ni tampoco como la Andalucía del envés, de su lado más oscuro en cuanto a necesidades plurales, que para tal menester han de estar las políticas sociales. Ni la Andalucía bufona. Ni la mentira de la Andalucía inculta.

Frondosa familia

Ni la Andalucía que gravita en los mejores sueños. No se puede apostar por un exhaustivo guiño promocional porque, en palabras de José María Pemán, “no se puede ser ‘genealogista’ exigente de tan frondosa familia, como no se puede ser un viajero exhaustivo de esa tan ancha peana de España”.

Pemán comentaba en su magna obra ‘Andalucía’ que “esto se complica si consideramos además que Andalucía es, por esencia, insolidaria, individualista y localista. Se pelea fácilmente entre sí los barrios vecinos, las cofradías y aun las Patronas. Cuando compiten los equipos de fútbol de dos pueblos contiguos tiene, a veces, que desplazarse más guardia civil que si hubiera una huelga panadera”.

El término medio

Todo hay que tenerlo en cuenta. No mostrar una Andalucía de falsa celosía. Ni tampoco, incidimos, una Andalucía de pobreza. En el término medio está la virtud de la verdad. Quizá lo mejor es trasladarla -a tenor de las palabras del poeta- “como una ninfa que gravita entre olivares, alegría de sus gentes, una rica fontana cultural inacabable (…) como una torre alta y delgada a la que se le ve que está persuadida de estar colocada en el centro del mundo”.

Antonio Banderas hará de cartel anunciador de una Andalucía pura. E incluso purista. Genuina. Bella como una gaviota que sobrevuela en libertad. Como una rosa sin espinas. Como una mancomunada red de alegrías que se entrelazan en una raza diferente, bonanzosa, hospitalaria. La Andalucía que te abre los brazos en la estética luminosa de sus pueblos blancos, de su gastronomía impar.

Campiñas, acento, caballos

No la Andalucía de los latifundios, sino de las campiñas. No la Andalucía del dejillo, sino la del acento. La Andalucía de la copla de Rafael de León y la Andalucía de la escritura de Fernando Quiñones, de Caballero Bonald, de los hermanos Machado. La Andalucía del trazo de Julio Romero de Torres, la Andalucía de los caballos que bailan, de los caballos que dotan de elegancia las Ferias, de los caballos que galopan en carreras a la orilla de la playa de Sanlúcar.

La Andalucía del gazpacho y del tocino de cielo. La Andalucía que es ciudad con Dios en el centro cuando el incienso llama a las puertas de la Santa Cuaresma. La Andalucía auténtica. La que no todos los ojos aciertan a ver. La que no todos los alcanzan a ver. Pero que es la Andalucía latiente que aún está por conquistar. ¿Qué mejor guía a tal efecto que Antonio Banderas?

Antonio Banderas promociona una Andalucía de bandera