
Plaza Real de toros de El Puerto de Santa María (Cádiz), 31 de julio de 2022. Corrida organizada por la empresa Circuitos Taurinos, correspondiente al segundo festejo de abono en la temporada de verano 2021. Cielo soleado con viento poniente. Media entrada. Preside Rafael Carrero. Ameniza la Banda “Maestro Dueñas”, dirigida por Javier Alonso.
Se lidian toros de La Quinta (hierro que pasta en Palma del Río, Sevilla), con pesos entre 500 y 540 kilos, bien presentados, todos de capa cárdena y de juego interesante en general. En el arrastre, el segundo tiene algunos pitos; al cuarto se le da vuelta al ruedo; el quinto tiene palmas; el sexto tiene ovación.

Julián López El Juli, pinchazo y honda trasera y tendida; una oreja. Entera desprendida de efecto rápido; dos orejas.
José María Manzanares, entera en su sitio; ovación saludada. Tres pinchazos y media con derrame y aviso; palmas.
Alejandro Talavante, pinchazo y honda desprendida de efecto rápido; silencio. Entera trasera; dos orejas.
Incidencias: se guarda un minuto de silencio al final del paseíllo por el pintor Luis Gonzalo, doctor en Bellas Artes y Medicina, gran contribuyente con sus cuadros a la difusión de la Tauromaquia. Entre las cuadrillas, destacan la actuación del picador José Antonio Barroso, ovacionado en el cuarto toro, y de los banderilleros Agustín de Espartinas y Pilo, que se desmonteran en ese mismo animal, así como de Fini, que se desmontera en el sexto. El Juli y Alejandro Talavante salen a hombros.
Comentario de la corrida de toros en El Puerto de Santa María
En este segundo festejo veraniego de El Puerto de Santa María se cuenta con dos presidentes y ahora se estrena Rafael Carrero como titular (el año pasado actuó dos veces como suplente) pero la novedad es que lleva como asesor a Sergio Pérez, de San Fernando; recordemos que Raúl Capdevila ha elegido como asesor al algecireño Álvarez, cuñado del torero Ruiz Miguel e hijo del ganadero Manuel Álvarez (propietario que fue de ganado villamarta), con lo cual tenemos la novedad de haber dos asesores, en tanto que las temporadas pasadas siempre había un asesor para los dos presidentes.
Esperemos que la uniformidad u homogeneidad de criterios no se rompa entre los equipos presidenciales. La entrada de medio aforo nos plantea la pregunta de ayer sobre qué razones hay, toda vez que está anunciado un cartel de figuras y además el ganado puede interesar a los aficionados toristas. Vayamos a las notas apuntadas.
El Juli
El Juli, de azul y oro, a su primero, que presenta buen son de recibo, da verónicas avanzando desde el tercio hasta los medios. Núñez pica prolongadito y protestado; en el quite los lances de mano baja y la media son muy aplaudidos. Los tres pares son también aplaudidos, especialmente el de Pilo.
Al empezar la faena en el tercio por doblones cae el bicho pero luego sigue una tanda larga en el mimo sitio, bajando la mano y con varios de pecho y molinetes; por la izquierda hay dos tandas templadas con buena embestida pero perdiendo fuelle en la segunda; a diestra de nuevo, hay toreo de uno en uno pero con el toro acudiendo; por el pitón izquierdo, otra vez, se va apagando y cambia sobre la marcha de mano para adornarse.
Es una faena aplaudida. La oreja la tienen que traer del desolladero porque el presi tarda en sacar el pañuelo y las mulillas de El Puerto, una vez inician la carrera, no pueden parar (“ay, mulilleros de El Puerto”).
En su segundo, engatillado, hay gran recibo con verónicas que van a más, especialmente la última, grande, antes de la media, muy aplaudido. En el caballo empuja a cabezazos pero es bien cogido, labor que reconoce el público; el quite, en el centro, por chicuelinas ajustadas y revolera gusta mucho; Barroso se retira entre aplausos.
Hay un tercio de banderillas para recordar; no importa que un rehiletero actúe de sustituto. Brinda al público y lleva al cárdeno por doblones de tablas a medios para abordar luego una tanda muy templada entre olés y otra ligada donde ya el animal sale con la cara alta, aplaudidas las dos; con la izquierda hay pases largos, mandones, con dos de pecho y uno de desprecio; con la derecha de nuevo, sigue el toreo de dominio reteniendo a un distraído que si lo dejan se apunta a irse; por el pitón izquierdo otra vez, sigue el animal sin entregarse pero el torero consigue ligazón y consigue bajar la mano.
Es una gran faena, bajo “Suspiros de España”, donde El Juli ha estado por encima del toro, de nombre Aventurero; ¡cómo suena la música en esta plaza! La estocada se ejecuta con el julipié, que ya podría ir abandonándolo. Al toro, que no ha humillado nunca, se le concede increíblemente la vuelta al ruedo sin haberla pedido el público, el cual ha estado entretenido en insistir con los pañuelos para pedir la segunda oreja. ¿La habrá pedido el torero? El presidente no puede caer en esa debilidad, pues la vuelta al ruedo debe concederse sólo a petición mayoritaria del público.
Es verdad que hay que estudiar este tema de las vueltas al ruedo a los toros, pues raramente las pide el público, pero también es cierto que El Juli suele intentar (y a veces conseguir) imponer sus deseos por encima de cualquier cosa. Cuanto más reconocimiento haya para el toro más habrá para el toreo; elemental, querido Watson.

José María Manzanares
José María Manzanares, de marino y oro, a su primero, lucero, tarda en recogerlo pero luego, en el tercio, le saca verónicas muy recogidas que arrancan los olés una tras otra. Yendo al caballo flojea y recibe puya contraria y caída que es rectificada entre protestas; en la lidia vuelve a flojear y se oyen algunas palmas de tango.
El tercer par, de Diego Ramón Jiménez, es de poder a poder. De inicio, lo saca a la segunda raya y sigue una tanda de uno en uno donde ya pierde las manos, otra igual con toreo vertical y una tercera protestando y con toreo pausado; con la izquierda vemos tanda breve algo ligada; de nuevo a diestra tenemos tanda de comprobación, comprobación de que el toro es soso.
En su segundo, cárdeno oscuro y lucero, que se refrena, nos ofrece verónicas despaciosas avanzando y revolera. En el caballo cabecea y, tras puya breve, dobla las manos al salir. En los pares hay buena actuación de Mambrú. Lo lleva por alto a los medios y sigue en redondo para nueva tanda con continuidad en los pases; por el pitón izquierdo hay ligazón con un poco de pegajosidad; a diestra, de nuevo, vemos pases de trazo largo y giro de cintura, propios de este torero, seguidos de tanda similar con la izquierda; pasa de nuevo a la derecha (también es propio de este torero cambiar mucho de manos) para tanda buena con el toro yendo a más y luego se pone a citar de frente, a petición de algunos espectadores, obteniendo buenos pases aunque el bicho ya sale con la cara alta. La preparación es larga, preparación para la muerte, claro.

Alejandro Talavante
Alejandro Talavante, de blanco y oro, a su primero lo recibe en el tercio y al terminar el capoteo hay protestas por posible cojera. En el caballo empuja abajo y la puya es puesta tras corregir; el quite, en la boca de riego, va por verónicas. En los palos el toro ofrece dificultades.
Empieza la faena por bajo en el tercio y lo saca a los medios, siguiendo una tanda que no remonta porque es un pegajoso y otra que no logra subir el tono; con la izquierda cita de frente y saca algo por abajo; de nuevo a diestra, entre lo anodino sale algún par de mano baja y giro de cadera hasta el final para abordar tanda final sin emoción aunque con algunas palmitas. El famoso rincón de Ordóñez sigue demostrando su efectividad.
En su segundo, burraco en cárdeno y caribello (casi careto), hay un saludo a medio gas en el tercio. En el caballo empuja haciendo sonar el estribo y la puya queda inédita; el quite por chicuelinas y media sirve a Alejandro para desquitarse del recibo. Fini, magnífico.
Cuando brinda al público, ese público jalea que la montera caiga boca abajo (ay, público de El Puerto, sin comillas); vemos un gran inicio en el tercio bajando la mano y gran pase de pecho, seguido de una gran tanda ante un gran toro que va solo; con la izquierda sale un toreo muy templado, del Talavante de sus mejores días; a diestra de nuevo, sale tanda buena con cambio de manos y con la izquierda dibuja un kikirikí precediendo tanda ligadísima con un toro que sigue a gran nivel, rebosándose, y siguiendo toreo ligado ahora en cercanías, con ansia de toreo, impulsado por las notas de “Nerva”; con la derecha ejecuta una capeína y toreo de frente para terminar ante lo que es un gran toro ¿lo habíamos dicho?
La gente, entretenida en pedir la segunda oreja, no tiene tiempo de pedir la vuelta al ruedo para el animal y el presi ahora no la concede “motu proprio”; si el cuarto mereció la vuelta al ruedo éste merecía el indulto, no ya la vuelta. Enhorabuena al ganadero por Mielero.

El Juli ha compensado la tarde del día anterior en esta misma Plaza Real, donde no estuvo muy brillante ante su ganadería favorita pero su carácter y ambición no le permitían saldar sus compromisos en este ruedo sin un triunfo como el de hoy ante un hierro que no se come a nadie. La Quinta ha mandado un envío interesante que, en nuestra opinión, ha cubierto las expectativas.
Cierto es que variedad en los toros no ha faltado pero así es mejor. Talavante, por su parte, nos ha ofrecido una muestra de lo que es capaz y puede ser que aquí haya dado el pistoletazo de salida para retornar a hacer las cosas como él sabe. Los dos a hombros es una buena manera de cerrar un espectáculo que ha satisfecho y los espectadores se arremolinan en los aledaños de la plaza para seguir con el efluvio taurino al socaire de una buena temperatura en el ambiente portuense.