Mario Sánchez gana la final provincial de escuelas
En Sanlúcar se celebró la gran final de la Competición Provincial, donde participó un alumno por escuela
Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), 12 de octubre de 2019. Gran Final de la Competición Provincial de Escuelas Taurinas de Cádiz, organizada por la Escuela Taurina “El Volapié” y la Asociación de Escuelas Taurinas de Cádiz, con el patrocinio de la Diputación Provincial. Tarde de temperatura agradable. Más de media entrada. Preside Luis Rodríguez. Ameniza la Banda “Julián Cerdán”, dirigida por Justo Jiménez. Se lidian seis erales y un añojo del hierro de Ana Romero (que pasta en Alcalá de los Gazules) y un añojo de Francisco Ruiz Miguel. En el arrastre, los dos primeros fueron aplaudidos y el tercero recibió vuelta al ruedo.
Incidencias: Núñez de Molina y Mario Sánchez salieron a hombros. |
Después de cuatro tentaderos, celebrados en las semanas precedentes, llega el momento de competir los representantes de las distintas escuelas taurinas gaditanas. El lugar, la Plaza del Pino, no puede resultar más adecuado. Hasta allí acuden seguidores de las distintas ciudades que cuentan con escuela y los autobuses aparcan en los alrededores de la plaza, aunque los venidos en coches particulares no son menos. Los alumnos, vestidos con el traje de luces, empiezan ya a parecer jóvenes figuras del toreo.
Alejandro Duarte recibe a su novillo con el capote demostrando solvencia. Luego Núñez de Molina hace un quite corto pero artístico. Se banderillea bien y le ponen sólo dos pares. El novillero, durante la faena, mantiene encerrado en tablas al novillo, cuando es un buen eral, que en ningún momento muestra querencia ni, mucho menos, intenta rajarse. Desarrolla toda la faena en tablas sin poder sacar todo lo que el novillo lleva dentro. Incluso mata en suerte contraria, cuando no es necesario.
Alejandro Duarte
Núñez de Molina tiene en suerte un novillo recogido pero que resulta bravo y con una enorme dulzura en la embestida. Lo entiende en el capote magníficamente, realizando un gran tercio avanzando hasta los medios. Después él mismo hace el quite, aunque no le sale con la misma limpieza con que le salió el quite en el primer novillo. Hay en banderillas un buen tercio, nuevamente con dos pares. La faena de multa resulta una auténtica maravilla, con un animal colaborador y con un novillero que pone todo el garbo y salero que le es propio, con tandas muy ligadas por ambos pitones, incluyendo kikirikíes, molinetes o ayudados por alto y conectando con el público. Lo mata a estilo Lagartijo entre el clamor del público.
Núñez de Molina
Francisco Delgado pecha con novillo de menos presencia y con menos empuje que sus dos compañeros anteriores, aunque sea del mismo hierro. El tercio de capote prácticamente es de mero trámite y no se ve gran brillantez. El quite lo realiza Mario Sánchez por tafalleras rematadas con una larga. En banderíllas es suficiente un par porque el novillo cae por completo al recibirlo. La faena de muleta no consigue levantar el vuelo en ningún momento; por mucho que Delgado insiste no consigue grandes cosas y recibe dos volteretas sin consecuencias.
Mario Sánchez es emparejado con un novillo bien presentado, que resulta bravo y encastado, un buen representante de la ganadería de Ana Romero. En el capote lo recibe con su particular estilo, de mano baja. Después, en la faena de muleta, iniciada con una tanda de rodillas, desarrolla una labor bien trenzada, con tandas de pases ligados y de trazo largo por ambos pitones, una vez y otra, teniendo a un adversario que le responde de continuo a sus llamadas. Al final, volviendo a los rodillazos, el público está completamente entregado con él.
Mario Sánchez
Joselito de los Reyes se encarga de un eral bien presentado y con un juego acorde al encaste de Santa Coloma. Hace un buen tercio de capote. El animal no es muy castigado en banderillas. Con la muleta desarrolla una buena faena ligando los pases, luciéndose en los pases por bajo, de trinchera, con alguna espaldina o con el pase de las flores; en todo su desarrollo se muestra proclive al toreo sevillano.
Guillermo Corbacho se las ve con un novillo que no tiene el comportamiento de los anteriores. Lo lancea hasta los medios. En la faena de muleta el animal tiene un comportamiento algo anómalo con los remos delanteros. El chaval muestra buena planta pero muestra un toreo de pases cortos que no consigue enardecer al público.
Víctor Cerrato recibe a porta gayola y sale indemne. Después, con el capote, en varios lances el animal cae a tierra con evidente falta de fuerzas. En el quite, a cargo de Morilla, vuelve a caer por flojera de remos y el público empieza a pedir el cambio, lo que no es posible por falta de reses. En la muleta una vez y otra cae al suelo, creciendo la impaciencia del público. El alumno sigue y sigue y consigue sacar todos los pases que el añojo lleva en su cuerpo, y en algunos casos con cierto gusto.
Martín Morilla tiene que pelear con un añojo de Ruiz Miguel, animal manso de principio a fin. Con el capote prácticamente no puede hacerle nada. Con la muleta anda el chaval navegando por toda la arena y el animal, extremadamente pegajoso y protestón, va buscando una y otra vez las tablas, incluso toriles. Al final los descabellos tienen que ser puestos en esos terrenos de toriles, como estaba reclamando el animal desde el principio.
Al finalizar el festejo se anuncia por altavoces la entrega de premios, que se celebra en la misma arena, participando el concejal de Cultura y el presidente de la Asociación Provincial de Escuelas Taurinas. Resulta ganador del Primer Premio el alumno Mario Sánchez; del Segundo Premio, Núñez de Molina y del Tercer Premio, Alejandro Duarte.
Llega el momento de las fotos, las oficiales y las de atención a los aficionados, entre ellos gran chiquillería. Los seguidores de cada premiado animan el cotarro, compitiendo entre ellos para ver quién resulta más jaleador. Los de Ubrique, desde luego, ganan por cantidad y por entusiasmo; los de Jerez, por ritmo y compás.