martes. 18.11.2025

Adiós a Rafael de Paula

Funeral y entierro del torero gitano de Jerez
Responso I Breña
Responso I Breña

Me encamino hacia la iglesia de Santiago, en el gitano barrio de su nombre, en Jerez de la Frontera. A las doce del mediodía está anunciada la misa funeral por nuestro torero Rafael de Paula, que se fue la tarde del 2 de noviembre, dejando tras de sí un silencio de los que pesan. Desde las nueve y media de la mañana se ha preparado la capilla ardiente, para que todo aquel que lo amó o admiró pueda despedirse del genio del toreo gitano.

Ayer, en el tanatorio, también acudí a presentar mi pésame a los hijos y a rezar ante el cuerpo ya inmóvil del torero jerezano. Lo cubrían un capote de paseo y una montera, aunque su rostro —ese perfil de faraón gitano— quedaba al descubierto, sereno, como si conversara aún sobre la hondura del temple o el misterio del arte. Allí coincidieron toreros como José Antonio Campuzano, Curro Vázquez o Juan Ortega, con quien crucé unas palabras en la penumbra respetuosa del duelo.

Funeral del Paula I Breña
Funeral del Paula I Breña

En la iglesia de Santiago

Intento aparcar cerca, pero es imposible: las calles rebosan de coches llegados de lejos. El barrio entero parece convocado. Policías vigilan discretos las puertas del templo; temerán acaso el gentío, pero nunca desmanes de los taurinos, porque el aficionado de verdad sabe guardar el respeto cuando se despide a un maestro.

Dentro, la iglesia está llena hasta los pasillos. No queda hueco en los bancos, y la gente se acomoda de pie, buscando ángulo para una foto o tan sólo para mirar. No podía haber otro lugar más propio para esta despedida: el torero del barrio de Santiago vuelve a la iglesia donde fue bautizado, a la misma donde tantas veces rezó.

El féretro reposa a los pies del altar, cubierto por el capote y la montera. Tras él, presiden la escena el Señor del Prendimiento —la imagen que tantas veces llevó bordada en su capote de paseo— y la Virgen del Desamparo, vestida de luto por uno de sus hijos predilectos. En el púlpito, la bandera gitana, azul y verde, con su rueda nómada, parece girar despacio en el aire.

Autoridades I Breña
Autoridades I Breña

Asistentes

En la primera fila está Curro Romero, amigo y compañero de tantas tardes de Paula; su hijo, Jesús Soto, le sostiene la mano todo el tiempo. A la izquierda, la representación municipal con la alcaldesa al frente, y también la vicepresidenta del Parlamento Andaluz. En el segundo banco, concejales del Partido Popular y de Vox.

Entre el público se mezclan ganaderos, toreros, subalternos, aficionados y vecinos del barrio. Ganaderos como Santiago Domecq, Fernando Domecq, José Cebada Gago, Fermín Bohórquez, los hermanos Domecq, Salvador Gavira, Rafael Peralta... Entre los toreros: Luis Parra “Jerezano”, José Luis Galloso, Currillo, Antonio Lozano, Tomás Campuzano, Litri, Dávila Miura, Rivera Ordóñez, Cayetano, Javier Conde, David Galán, Oliva Soto , Víctor Janeiro y Pablo Aguado. También banderilleros como Álvaro Márquez o Soto Galán, y taurinos de siempre, como El Rabioso. No faltan los flamencos: Paco Cepero, El Gómez, Diego Carrasco o Vicente Soto “Sordera”. Todos, convocados por un mismo duende.

2 Curro Romero y Jesús Soto I Breña
2 Curro Romero y Jesús Soto I Breña

La homilía

Oficia la misa el sacerdote que ejerce de capellán en la plaza de toros de Jerez, hombre entendido en toros y en almas. Durante la homilía habla como quien reseña una faena eterna: “Paula y Curro marcaron un antes y un después en la Tauromaquia. Antonio Bienvenida, Chicuelo y Cagancho lo estarán esperando en la Gloria para torear de salón”. Añade: “Si tuviéramos que definir a nuestro hermano Rafael, diríamos que fue genio y figura hasta la sepultura”.

Luego, más sereno, recuerda que todos seremos llamados un día a participar en la gran fiesta de Dios. Antes de terminar, lanza un deseo: “Jerez tiene una deuda con el maestro. Ojalá algún día se le levante un monumento, para que su recuerdo permanezca. Era un hombre querido en su barrio y en la Hermandad del Prendimiento”. Mirando al féretro concluye: “Goza de la presencia de Dios, Rafael, y acuérdate de los taurinos, que hoy nos quedamos huérfanos”.

La despedida

Al terminar la misa, los asistentes pasan por delante de la familia para dar el pésame. Luego, los toreros cargan el féretro. Cuando asoma por la puerta, el gentío reunido en el atrio rompe en aplausos: una ovación cerrada, larga, que se transforma en palmas por bulerías. Son las mismas palmas que un día acompañaron sus pases lentos, su toreo doliente y hermoso. Las mismas que en las reuniones flamencas evocaban su arte y su misterio.

Decido acompañar a los familiares hasta el cementerio de la Merced. Conmigo viene un buen aficionado, venido de Sevilla sólo para esta despedida. No es el único: han llegado de muchos lugares, atraídos por el nombre y la memoria de Paula.

A hombros de toreros I Breña
A hombros de toreros I Breña

En el cementerio

El público es menos numeroso, pero más recogido. Están los hermanos Domecq, Luis y Antonio, representando a su abuelo, que tanto protegió a Rafael. El propio torero contaba que, cuando don Álvaro era alcalde de Jerez, fue a visitarlo al Ayuntamiento y, al entrar en el despacho, vio sobre la mesa una foto suya toreando una vaca en Los Alburejos. “Eso, en la mesa del alcalde”, solía decir con orgullo.

Saludo a mi amigo Antonio el Platero, al que hacía años que no veía. Me comenta con amargura: “No ha venido nadie de la prensa. ¿Dónde está la prensa? Jerez es el pueblo que más malamente trata a sus artistas”. Asiento, aunque pienso que él no sabe aún que llevo más de diez años contando la información taurina en elMira.es.

Túmulo de flores I Breña
Túmulo de flores I Breña

Oraciones y flores

El mismo sacerdote dirige ahora los rezos junto al sepulcro. Al terminar, una mujer de la familia se adelanta y dice: “Vamos a rezar los de la familia un Padrenuestro”; lo hacemos todos. Poco a poco, los presentes se van retirando, santiguándose, lanzando un beso al aire, como una última verónica al maestro que tantas emociones levantó.

Los operarios sellan el sepulcro y colocan coronas y ramos. En las cintas se leen dedicatorias de la familia, de empresas taurinas —Pagés, Balañá, Matilla—, de toreros como Alejandro Talavante o las familias Manzanares y Bohórquez, y de peñas flamencas como la de Tío José de Paula. Se forma un túmulo floral, último tributo a las flores que antaño caían desde los tendidos cuando Rafael daba la vuelta al ruedo tras una faena sentida. Hoy, Paula ha dado su última vuelta, después de su última faena. Descanse en paz.

Adiós a Rafael de Paula